Esta es una obra viajera que pensé especialmente para Alemania" cuenta Rita Simoni frente a la instalación que bautizó Ese retumbar. Es una tarde soleada de invierno y estamos sumergidas en su taller que queda en el corazón de una vieja casona de San Telmo, que las personas que la invitaron a exponer en Colonia compraron hace unos años. Mientras debatimos acerca de un mural que decora el techo de la sala en lo que debe haber sido el living o comedor de la familia que alguna vez vivió acá, me reconforta saber que este edificio patrimonial está en buenas manos. 

Rita estudió arquitectura aunque su interés por el arte se remonta a la infancia. Cuando cumplió catorce años su papá, un hombre que describe como intelectual, escritor y dueño de una gran biblioteca, le sugirió que fuera a clases de pintura. "Fue ahí cuando conocí el mundo de los talleres, a través de artistas como Miña Stempelsztejn y luego Juan Doffo. Además soy muy inquieta y curiosa, razón por la cual tengo una formación autogestiva y expansiva, que va de la cerámica a la fotografía"

En el año 2000 por su profesión original realizó un viaje a Alemania, la tierra de su familia, donde si bien pasó pocos días quedó profundamente impactada y se prometió que algún día volvería con su arte. "A pesar del paso de los años mí deseo nunca se extinguió, por eso cuando hablé con Daniela Heller y su marido Hans Hainz Richartz, los dueños de esta casa y el espacio Landmann-31 en Colonia, les compartí el sueño postergado. Ellos me dieron la oportunidad de vivir una nueva experiencia" relata con entusiasmo. 

En Alemania está el vínculo con su historia y las raíces de su pasado. "Mi papá es judio-alemán y llegó a Argentina en 1939. Mi mamá era hija de polacos, por lo que tengo una larga herencia de escucha frente a las historias de mi Oma, que sumergida en una Europa en estado crítico, entendió que había que irse. Esos relatos se concentraron en mí y son parte del legado que retomo. Por eso voy a llevar mí trabajo a su tierra, desconocida pero cercana, y no sólo hacer valer mi historia sino la del pueblo Nación Querandí, uno de los temas centrales de la instalación"

LA TIERRA, EL AGUA Y RITA. UNA HISTORIA DE AMOR

Hace tiempo que Rita tiene una fuerte conexión con el agua. En su teléfono guarda grabaciones de diferentes puntos del río, por ejemplo del Parque de la Memoria, algo que incluye en su trabajo. Esas capturas son un ejercicio sanador, un gesto que tranquiliza y nos invita a conectarnos con la historia del río y los materiales y procesos artesanales con los que se expresa. 

Otro tema de interés permanente es el territorio que incluye en sus obras desde lo urbano, donde captura medianeras, escombros y espacios que alguna vez habitó o que recorre en sus largas caminatas. "Tengo una relación muy profunda con la territorialidad y por eso hago que los lugares se vuelvan míos, incluso cuando estoy de viaje". En paralelo a esta exploración, a partir de la pandemia Rita empezó a mostrar su vínculo con la naturaleza, por ejemplo con una serie de obras que desarrolló en la Isla Martín García. "Fue una época compleja en la que logré crear redes de trabajo con amigas y colegas artistas y en la que me empoderé profundamente, animándome a moverme con una libertad frente al hacer que no había tenido antes".

En esta nueva etapa incluye temas como las políticas ambientales y sociales de manera explícita. "Cuando trabajaba con las medianeras y la preocupación frente a las constantes demoliciones en la ciudad, no solo conectaba la obra con mi mirada de arquitecta sino que quería hacer hincapié en temas como el desmoronamiento de occidente". Entonces aparece el acercamiento a los humedales, el río y el delta, a través de fotografías que tema en esos lugares y obras anteriores que reutiliza y resignifica. 

En 2021 Rita hace un viaje a Ushuaia, un lugar que la atraviesa y donde se conecta con la historia y el espíritu de los Onas o Selk'nam, que habitaron Tierra del Fuego durante siglos hasta que casi fueron masacrados por los buscadores de oro del siglo XIX y XX. "En esa tierra me emocioné de una manera que no puedo explicar. Sentí que podía ver el espíritu de quienes habitaron el lugar" cuenta mientras relata con pasión todo lo que aprendió de las comunidades que poblaron el sur de nuestro país.

"Después de ese viaje hice una obra que se llamó Haruwen que quiere decir territorios en lengua Selk'nam, donde trabajé con una foto que saqué allí y el canto de una chamana, Lola Kiepja que fue grabada por una antropóloga de Estados Unidos, Anne Chapman, frente a la preocupación de que su conocimiento y legado podrían desaparecer. Cuando encontré este material decidí traer su canto al presente como si estuviera creando un puente. Con Ese retumbar también siento que puedo ayudar a conectar" 

UN NUEVO CAPÍTULO. ARGENTINA - ALEMANIA Y LA COMUNIDAD QUERANDI

Este capítulo, que se materializa con la obra viajera, nace porque Rita siente que cuando camina por la ciudad, la historia le retumba y se hacen presentes el Gliptodonte, ese gran mamífero acorazado que pobló la Provincia de Buenos Aires, los arroyos y la presencia del agua. Es el retumbar del pasado y la preocupación por temas como el extractivismo y la colonización que afectan nuestro futuro. El primer deseo fue enfocar la investigación en el Río de la Plata, lo que la impulsó a hacer una serie de cerámicas que llevó a una de sus habituales visitas a la isla Chamamé, que por entonces sufría una tremenda sequía. Frente a esa circunstancia, se encontró con el fondo del río, donde colocó las cerámicas, sacó fotos y descubrió el infinito. 

Se suma una profunda investigación sobre el Pueblo Nación Querandí, no sólo desde su historia sino el presente de la comunidad, con quienes Rita está en contacto desde entonces y que son testigos de este largo proceso que se solidifica gracias a Amari y Guillermo, guardianes del legado, que lentamente fueron compartiendo información y saberes que hoy se hacen presentes en la obra. Gracias a esta participación colectiva un nuevo puente que cruzará el Atlántico, se termina de construir.