Dos mundos irreconciliables se cruzan y conocen mutuamente de la manera más sincera: desnudándose. El escenario más propicio para el encuentro de las antagónicas Montserrat y Luisa, es la playa del Mar del Plata de 1938. Así comienza la obra Desnudez de la joven y talentosa Carolina Mazzaferro, quien desnuda su proceso creativo para Zibilia:
¿Con qué se encuentra el público cuando va a ver Desnudez?
Desnudez habla de muchas cosas, quizás es un poco barroca por eso mismo. Son todas mis preocupaciones juntas puestas en un mismo texto: la relación con el cuerpo, el amor romántico, la heteronorma, el deber ser, la necesidad de tener referentes mujeres / lesbianas. Poner en escena estos temas me parece súper necesario. La exuberancia y la exageración están también presentes ya que sin ellas la obra correría el riesgo de volverse solemne. Siempre me pareció más interesante introducir sutilmente ciertas preguntas, como una oleada tranquila que sin darte cuenta te termina mojando toda la botamanga del pantalón.
¿En qué te inspiras para crear las tramas de tus personajes?
No siempre es igual. Hay algo de lo propio puesto en juego, mis propias fantasías hechas collage. También me dejo llevar por los nombres de los personajes. Por ejemplo, con el nombre de “Monserrat” se me armó inmediatamente todo un universo particular alrededor suyo.
¿Por qué elegiste una época lejana (el año 1938) para una temática tan actual?
La elección del año fue casi accidental. Haciendo acopio llegué de casualidad a un dato que no tenía: Alfonsina Storni se suicidó en 1938. Hay muchos intertextos con su figura, a pesar de que no se la nombre en ningún momento y me pareció que la casualidad (o causalidad) generaba un homenaje hermoso.
¿Quiénes son tus referentes dramaturgos / as?
Mis referentes son todas mujeres. A pesar de los avances en el campo, continúan siendo invisibilizadas. A las primeras que llegué fue a Griselda Gambaro y a Cristina Escofet; el teatro de ambas es hiper político y feminista. A medida que fui creciendo los referentes dejan de ser figuras idealizadas y lejanas y pasan a ser personas que ves a diario. Mis docentes de dramaturgia Mariana Mazover y Andrea Garrote son grandes referentes. Como dramaturgas y como directoras Romina Paula, Camila Sosa Villada y Camila Fabbri también.