Mañana viernes en El Cultural San Martín se proyecta, dentro del ciclo "El Cultural de Culto", El Bebé de Rosemary. Dirigida por Roman Polanski, la película inauguró un nuevo estilo de terror: el realismo siniestro con suspenso psicológico, simbolismo macabro y tomas extensas desde la subjetividad de los personajes.
Rosemary, quien comienza la película con una imagen inocente y hasta casi aniñada se ve vulnerada en un entorno de absoluta pérdida del control de su cuerpo, su entorno y finalmente una dudosa realidad, que se instala como siniestra posibilidad.
Polanski, hoy de 84 años de edad, director, productor, escritor y actor polaco. -Habiendo hecho películas en Polonia, Gran Bretaña y Francia- donde nació en 1933, y uno de los pocos niños sobrevivientes del holocausto, tuvo su golpe de suerte en 1968 una de las mejores realizaciones en la historia del cine avalado por el estudio Paramount.
La película describe la manipulación de una mujer joven por un clan de brujos ocultistas de la alta sociedad para propósitos ritualisticos. La inquietante calidad de la película no depende de la sangre o artilugios artificiales, mas bien lo opuesto. Obligando a los espectadores a reflexionar sobre la posible existencia de sociedades secretas y oscuras.
"Satanás es su padre, no Guy. Él subió del infierno y engendró un hijo de una mujer mortal. Satanás es su padre y su nombre es Adrian. Derribará a los poderosos y desperdiciará sus templos. Redimirá a los despreciados y hará venganza en el nombre de los quemados y los torturados. ¡Salve, Adrian! ¡Salve, Satanás! ¡Dios esta muerto! ¡Satanás vive! ¡El año es Uno, el año es Uno! Dios esta muerto"