La muestra Animalia en el Museo de la Historia del Traje ofrece una lectura de la relación entre moda y reino animal, con 90 piezas patrimoniales y otras de diseñadores contemporáneos. Zibilia estuvo entre las plumas, las pieles y los innumerables préstamos de esta relación que data del origen de la humanidad.
(Plumas, pelo, mancha, escamas, pieles, sombras, cuero, rayas, lana, seda, brillo)
El vínculo humano con el animal no deja nunca de ser un pregunta: ¿qué nos aleja de ellos? ¿qué nos encuentra? Se dice que la más evidente distancia entre humano y animal es poseer un lenguaje. Pero hay otra cosa que nos distingue, una que pasa más desapercibida: la noción de desnudez.
(Crestas, alas, copetes, patas, buches, pezuñas, cuernos, pechos, jamones, nidos)
A diferencia de los animales, los hombres y las mujeres sentimos pudor de nuestro cuerpo desnudo, porque lo erotizamos a través de la vestimenta. Ocultando o dejando ver zonas distintas, dependiendo de los tiempos y las culturas, damos forma a un cuerpo. Un cuerpo, eso tan humano, que los animales no tienen. Pero, ¿queda en nuestro cuerpo vestido aún algo de animal? ¿o necesitamos de la vestimenta, no solo para ocultar la crudeza de nuestra piel, sino también para devolvernos un estado salvaje de naturaleza?
(Mono, elefante, pavo, paloma, gusanillo, avispa, gato, mariposa, murciélago, araña, pingüino)
Existe en Buenos Aires un museo en San Telmo que aborda la moda y el vestir, a partir de diversas exposiciones temporarias, enmarcándolas en su contexto: el Museo Nacional de la Historia del Traje. Allí podemos acercarnos al mundo que vincula el animal con el humano a través de la vestimenta, visitando la muestra Animalia que combina 90 piezas de la colección del museo -sombreros bicornios, vestidos victorianos y trajes de luces-, con préstamos hechos por marcas de jóvenes diseñadores locales -como Kostüme, Santiago Artemis y Mila Kartei- o personalidades del espectáculo -se exhibe un emblemático vestido animal print, de Roberto Cavalli, cedido por Susana Giménez-.
(Armiño, reptil, conejo, gallo, nutria, avestruz, oveja astracán, zorro, pirarucú, llama)
Al recorrer las distintas salas, podemos encontrar diferentes modalidades, a través de las cuales conectar el universo animal con la vestimenta: desde el modo de nombrar, por analogía con la forma (el mono de trabajo, la pata de elefante o la manga mariposa) hasta la mímica y la copia de diseños, tanto en estampado como en joyería y tocados, o calzado. Los materiales de confección son otro modo de unir vestimenta y mundo animal, en un recorrido que revisa desde las relaciones con la cacería hasta el desarrollo sustentable y compasivo de materiales que no impliquen daño a la vida o el medio ambiente.
Como ya lo fue Vegetabilia en 2017 -una propuesta que, en el mismo museo, nos invitaba a preguntarnos por el vínculo entre la vestimenta y el reino vegetal- Animalia es una nueva oportunidad para volver, desde lo más cotidiano, a interrogarnos por las cuestiones elementales que vinculan nuestros cuerpos con la vida que nos circunda, así como por la historia de esos vínculos y los futuros posibles.