La artista habló con Zibilia sobre el origen y el proceso de creación de este proyecto que reúne poesía, artes visuales y música. Llevado a escena por el colectivo de artistas femenino "XXY", aborda cuestiones de género a partir de lo personal.
Andrea Sanmartín presenta el espectáculo Princesas, Brujas y otros asuntos cotidianos, en el marco de "Diversxs e iguales", el ciclo del Centro Cultural Recoleta que conmemora 70 años de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Basada en su obra visual y poesías, la propuesta cuenta con ocho compositoras y cinco intérpretes que cantan los poemas en escena. Los temas que aborda, se acercan a cuestiones de género a partir de las vivencias de las artistas. Con un imponente diseño de arte a cargo del colectivo XXY, esta obra donde "lo personal es político", propone un encuentro de amigas que tejen redes con su música, conjuran y protegen.
¿Cómo fue el camino de Princesas, Brujas...? Dado que comenzó como un proyecto personal y se transformó en colectivo.
Surge de circunstancias personales, donde se entrecruzan la necesidad de sintetizar diferentes búsquedas artísticas y el proceso de separación de mi ex marido y padre de mis hijos. Pero, sobre todo, del verme a mí misma anclada en un modelo de mujer que no era quien deseaba ser. Era una crisis que no conocía, pero me excedía, no era individual sino que abarcaba a tantas otras mujeres.
Mientras me debatía en tareas interminables de la casa –antes, luego y a veces durante del trabajo profesional- comparaba esa situación con la de artistas que, como parte de su CV, mostraban sus viajes y residencias por el mundo. Sus temas me eran ajenos, entonces dije: “Éste es mi territorio, estos son mis temas: la cocina, mis hijos, los trapos, las sábanas que cuelgo”. Esta es mi historia y necesito contarla, como una necesidad vital. Luego llegó el momento de compartirla y ahí descubrir hasta qué punto no estaba sola .
Primero hubo una identificación con mujeres cercanas a mí. Luego con una en especial, Gisela Baum, que además es una gran artista. Con ella surgió la idea de convocar a otras músicas: además de Gisela, Inés Bayala, Daniela Cesario, Laura Princic, Ariadna Prime (y fuera de escena también participaron Mariana Baggio, Renata Scheneider, Soledad Nuñez Cordo). De ese primer encuentro surgió la necesidad del colectivo, las ganas de hacer algo juntas.
¿Y por qué “XXY”?
A partir de la conversación grupal sobre posibles “guetos”, encierros, de preguntarnos si sólo hablamos como mujeres a las mujeres. Lo que sustenta nuestra búsqueda es algo más profundo, la libertad de expresar y vivir como quienes somos, conviviendo diversos e iguales. Esta problematización la vivenciamos hacia adentro cuando pensamos en diferentes feminismos y cuando hacemos una obra en la que también recibimos colaboraciones masculinas que nos ayudan a pensarnos y no cerrarnos entre nosotras.
¿Cómo se trasmite desde el arte la violencia machista?
Contando nuestra historia. Siendo objetos y sujetos de nuestra propia obra, ya estamos hablando de la violencia machista. Por otro lado, toda violencia sistémica se ancla en imágenes que tenemos acerca de algo; en este caso, de la mujer y el rol femenino. Trabajar en la deconstrucción de esas imágenes, mostrándonos en espejos ácidos o proponiendo otras. Eso contribuye a un cambio simbólico, del cual es posible que surjan nuevas identidades y formas de hacer.
“Para mujeres y muchos más”, dice el flyer. ¿Qué pueden esperar los espectadores?
Si bien es una obra montada casi en su totalidad por mujeres, no nos involucra solamente a nosotras. Esperamos que el público que nos venga a ver, desee participar de un hecho artístico que colabore en cuestionar nuestras acciones y modelos.
BONUS. ¿Cómo evaluás este tema en el contexto argentino?
La violencia machista en sus diferentes niveles y facetas, atraviesa a casi todos los países, niveles y sociedades. En nuestro caso, vivimos en una sociedad capitalista y cuanto más se extreman los regímenes neoliberales-conservadores, también se profundizan las posiciones patriarcales sustentadas desde el poder y el Estado. Pero nada es de una sola forma. El terreno es muy complejo, hay fuerzas y contrafuerzas, estamos en permanente movimiento.