Es un jueves de agobiante calor en la "ciudad de la furia", como diría la famosa canción de Soda Stereo. Son las 19.30 y estamos esperando que nos hagan pasar a la sala del Centro Argentino de Teatro Ciego en el barrio porteño de Abasto. La expectativa nos invade porque vamos a adentrarnos en una experiencia diferente: la de escuchar en total oscuridad Comfort y música para volar en 360º, el disco unplugged que Soda Stereo grabó en septiembre de 1996 para MTV.
Después de unos minutos, personal del teatro se acerca a los que estamos listos para ingresar y nos indica que debemos tomarnos de los hombros para entrar a la misteriosa sala. Cerramos los ojos y accedemos. Una vez allí, la sensación es extraña: activamos todos los otros sentidos cuando "apagamos" nuestra vista. El tacto es lo que nos guía para poder sentarnos en nuestra butaca para disfrutar de la música especialmente mezclada y masterizada para este espectáculo. El acomodador bromea diciendo que "por ahí y por allá" están las salidas de emergencia. Todos reímos, no sabemos cómo es el lugar en el que estamos, pero lo que sí sabemos es que durante los siguientes cincuenta minutos nos convertiremos en público protagonista de Comfort y música para volar.
Comienza el show. Los aplausos, la guitarra de Gustavo Cerati y la melodía de Un misil en mi placard son los primeros sonidos que envuelven nuestros oídos: "Refugiados sobre el diván, buscándonos, agitados por nuestras formas, buscándonos. Algo ocurrió, una extraña sensación, un presentimiento (...)"
En cuanto disfrutamos de la primera canción, percibimos que el sonido se dispone de una forma diferente. El sonido estéreo, forma habitual en la que escuchamos música a través de dos parlantes o canales, uno en la izquierda y otro en la derecha -por ejemplo con auriculares-, nada tiene que ver con esta propuesta.
En este sonido multicanal que nos presenta Sonido en 360º, encontramos una suma de parlantes que nos permite diferenciar las voces e instrumentos y, además, nos ubica espacialmente dentro del unplugged: se instala la idea de que uno mismo es parte de ese público de la grabación en vivo del desenchufado de Soda. Con graves nítidos, agudos cristalinos y la oscuridad como eje central, la música nos lleva a otras dimensiones, a algo así como una sensación de volar, de estar en paz y armonía. Hacemos zoom en el disfrute 100% musical.
A lo largo de la función, sentimos que Cerati está vivo en sus canciones, que los veintidós años que nos separan de este disco y los casi cuatro años de su partida de este mundo, no pasaron. Nuestro tiempo interno como espectadores se detiene en los acordes de las creaciones más emblemáticas de este grupo referente de nuestro rock nacional. El repertorio se completa con clásicos como En la ciudad de la furia, Té para tres, Ella usó mi cabeza como un revólver y Entre caníbales.
Cuando se prenden las luces todo es sorpresa. Ver la sala en la que estuvimos durante un largo rato nos ubica en el tiempo y el espacio. Sentir y experimentar a través del sonido es lo que vivimos en Sonido en 360º, como dice la canción La Excepción: "Llévame a un lugar con parlantes y que nos vuele la sonoridad por el aire". Y volamos.