Hace unos años, en una entrevista, Luis Felipe Noé afirmaba: “La gente se confunde mucho cuando habla de los años sesenta. Ponen como si los años sesenta los hubieran inventado el Di Tella, Romero Brest, y hacen una cosa “Di Tella = sesentas”. Igual Romero Brest, igual La menesunda, igual Marta Minujín… y hacen esa línea ¡y eso no son los sesenta! Para empezar, para mí los 60 comenzaron en el ‘59. Con la aparición de dos grupos, fundamentalmente. Como movimiento, la Otra Figuración nace en el ‘61, pero en el ‘59 nace, acá, el Movimiento Informalista y Espartaco”.
Ese año, el artista argentino realizaba su primera exposición en la Galería Witcomb. Ese sería el puntapié de una carrera que, además de una obra única, singular y revolucionaria, dio origen del grupo Nueva Figuración que Noé formó con Jorge de la Vega, Ernesto Deira y Rómulo Macció, en 1961.
Haciéndose eco de la vigencia de la obra de Noé en medio siglo, el Museo Nacional de Bellas Artes presenta Mirada prospectiva, una muestra que se aleja del concepto retrospectivo habitual. “Invertimos así la lógica con que se piensa habitualmente el itinerario de un artista –hacia atrás en el tiempo–. Su riquísima y vasta trayectoria suma ahora esta nueva exposición que demuestra la vigencia de su obra”, explicó Andrés Duprat, director del MNBA.
El guión curatorial de Mirada prospectiva, a cargo de Cecilia Ivanchevich, plantea tres claves de lectura que pueden rastrearse a lo largo de toda la producción artística de Noé, realizada entre 1957 y 2017: la conciencia histórica, la visión fragmentada y la línea vital.
En 1965 Noé escribió en su primer libro, Antiestética, su tesis sobre el caos como estructura, que es el punto de partida de esta exposición. No dejes de ver las 120 obras que exhiben los caminos que ha recorrido este enorme y admirado artista argentino.