Oppenheimer no es solo la nueva película de Christopher Nolan -uno de los realizadores más influyentes de los últimos años- e integrante del Barbenheimer, el combo de tanques hollywoodenses que llegó a los cines y cuyo complemento es Barbie, el film basado en la famosa muñeca. Es también, y sobre todo, un biopic que procura abordar en toda su dimensión a la figura científica principal detrás de la creación de la bomba atómica. Estamos hablando de J Robert Oppenheimer, físico que, con sus invenciones y decisiones, influyó de forma decisiva en el resultado final de la Segunda Guerra Mundial, a la vez que marcó el camino para lo que luego sería la Guerra Fría.

Por eso los invitamos a hacer un repaso por otros films relevantes, que a través de distintos géneros y perspectivas, indagaron en los diversos impactos - concretos y posibles- del horror nuclear. En ZIBILIA les proponemos un recorrido por diez films de variados orígenes y miradas.

Ataque secreto (1952)

Biopic centrado en la figura de Paul Tibbets, piloto estadounidense que en 1945 piloteó el bombardero Enola Gay, encargado de lanzar la bomba atómica sobre Hiroshima. Aunque el film dirigido por Melvin Frank y Norman Panama narra en detalle el proceso de construcción del arma nuclear, su principal foco es sobre ese coronel y su familia, que se aferraron a su noción del deber para afrontar una carga enorme. Una película que combina con habilidad el thriller con el drama moral, narrada con gran fluidez y vértigo, que supo obtener nominaciones al Oscar al mejor guión y música.

Los niños de Hiroshima (1952)

Tempranamente, cuando todavía las heridas estaban abiertas, los japoneses comenzaron a abordar el trauma precipitado por la catástrofe atómica. Este drama bélico de Kaneto Shindo, que tuvo una importante repercusión en el Festival de Cannes, está ambientado en la posguerra y sigue a Takato, una joven que retorna a Hiroshima, el lugar donde nació, con el propósito de enfrentar los devastadores efectos de la explosión y reconectar con viejos amigos. Rodado con una austera puesta en escena, expone las secuelas físicas y psicológicas que aquejaban a los sobrevivientes.

Hiroshima Mon Amour (1959)

El primer film de ficción del francés Alain Resnais (que venía de hacer el brillante documental Noche y niebla, sobre el Holocausto) ratificó su capacidad como cineasta y la vocación de la Nouvelle Vague por adentrarse en temas complejos por vías poco habituales. Aquí el realizador se alía con Marguerite Duras -otra artista emblemática, que aquí participa en el guión- para crear lo que podría denominarse como un poema audiovisual con múltiples resonancias. El relato, tan elusivo como emocionante, sigue a una actriz francesa (Emmanuelle Riva) que pasa una noche con un hombre japonés (Eiji Okada) mientras rueda una película en Hiroshima. Con esa premisa como base, confluyen el drama romántico con la reflexión sobre el trauma forjado por el terror atómico. Un film plagado de capas de sentido, que todavía hoy genera interpretaciones de todo tipo.

Límite de seguridad (1964)

Experto en thrillers, Sidney Lumet tomó unos cuantos riesgos al adentrarse en la ficción especulativa. Para eso, reunió a un elenco repleto de nombres legendarios, como Henry Fonda y Walter Matthau, en un relato que imagina lo que pasaría si aviones estadounidenses fueran enviados por error a Moscú para realizar un ataque nuclear. La pregunta que sobrevuela toda la trama es si se puede evitar una guerra total, y encajaba perfecto con el contexto de la Guerra Fría, que un par de años antes había entregado un posible clímax con la crisis de los misiles en Cuba. Una película más que inquietante, que tuvo una interesante remake televisiva estrenada en el 2000.

Barefoot Gen (1983)

Los japoneses han sabido encontrar en el animé un poderoso vehículo para construir toda clase de discursos, que pueden asentarse en lo fantástico, pero también en territorios históricos y políticos. Es el caso de esta película de Mori Masaki, que cuenta la historia de un estudiante que sobrevive al bombardeo de Hiroshima, pero luego debe seguir adelante, tratando de no sucumbir a la desesperación de una existencia donde el horror se convierte en algo cotidiano. Un drama no exento de crueldad, pero también poderoso en su coherencia, lo que le permite delinear un sólido discurso antibelicista y reflexionar con inteligencia sobre los dilemas de la humanidad.

Cuando el viento sopla (1986)

Los británicos también hicieron su aporte, con este pequeño clásico de Jimmy T. Murakami, adaptación de la novela gráfica de Raymond Briggs. La acción se sostiene por completo desde el punto de vista de un matrimonio de ancianos que desde un pueblo de la campiña inglesa contemplan los avatares de la Guerra Fría. Profundamente patriotas, ambos confían ciegamente en el gobierno, a tal punto que siguen todas las instrucciones dictadas por los folletines oficiales. Sin embargo, esa fe se verá quebrada por las consecuencias del bombardeo nuclear, en un relato de atmósferas pesadillescas, reforzadas por la música de Roger Waters.

Lluvia negra (1989)

Shohei Imamura fue uno de los más brillantes artistas que dio el cine japonés y este film es una buena muestra de ello. El largometraje, basado en la novela homónima de Ibuse Masuji, se adentra en las repercusiones del impacto de la bomba atómica. Para eso se centra en Yasuko, una joven que estuvo durante las llamadas “lluvias negras” (precipitaciones con partículas radioactivas) que siguieron a las explosiones atómicas. Su exposición a la radiación genera toda clase de suspicacias en sus posibles pretendientes, mientras su familia trata de conjurar el peligro que la acecha. Una película conmovedora, que funciona como un gran ejercicio de memoria.

Arma secreta (1989)

Dirigida por Roland Joffé y titulada originalmente Fat Man and Little Boy (en referencia a los nombres en código de las bombas que cayeron sobre Hiroshima y Nagasaki), esta película cuenta cómo fue el desarrollo del Proyecto Manhattan. Es decir, el conjunto de investigaciones y experimentos que condujeron a la invención de la bomba atómica, cuyos devastadores efectos serían revelados en Japón. Aparecen entonces Dwight Schultz como Oppenheimer y el gran Paul Newman como el general Leslie Groves, que supervisaba la labor del científico. Un film de profesionales y mentes talentosas al servicio de un objetivo fuera de lo común, que progresivamente revelaría su cara más siniestra y terrible.

Rapsodia en agosto (1991)

El gran maestro Akira Kurosawa hace foco en una anciana “hibakusha” -palabra japonesa que designa a las personas afectadas por las explosiones atómicas-, que perdió a su esposo en Nagasaki y que debe cuidar a sus cuatro nietos durante unas vacaciones. Esa convivencia temporal hará que salga a la luz una serie de reflexiones sobre el holocausto nuclear y las distintas miradas que abarcan a tres generaciones. Con la economía de recursos y la belleza formal que caracterizaban su puesta en escena, Kurosawa hilvana un relato cargado de melancolía y, a la vez, repleto de esperanza, que se erige como un gran llamado al respeto y al amor incondicional.

En este rincón del mundo (2016)

Ambientada en los tiempos de la Segunda Guerra Mundial, esta película animada japonesa, dirigida por Sunao Katabuchi, narra la vida de una familia en la ciudad de Kure, ubicada al sur de la Prefectura de Hiroshima. La protagonista principal es Suzu Urano, una joven que se casa con un oficial de la marina y que debe afrontar toda clase de obstáculos a lo largo de diez años. Un film que, con gran sensibilidad, consigue que las emociones particulares reflejen los distintos componentes generales de un trauma bélico y social que todavía persiste.