La actriz y cantautora Julieta Díaz presenta Río, su segundo álbum de estudio junto al cantautor uruguayo Diego Presa, una obra que invita a la escucha y a la reflexión. Donde el amor, el tiempo y los sueños atraviesan las composiciones.
“Generalmente yo le mando letras y él elige las que más le gustan y busca una melodía, a veces las modifica o las mejora y otras veces me manda un texto de él con el estribillo. El trabajo es codo a codo” reconoce Díaz.
A las vocales de la cantautora y a las voces, guitarras acústicas, mandolina y producción musical de Presa, se sumaron Santiago Peralta en guitarra eléctrica, Ariel Iglesias en batería y percusión, Checo Anselmi en bajo, Juan Ravioli en piano y Christine Brebes en violín.
¿Cómo surgió Río, su segundo álbum?
Surgió del proceso de elegir las canciones que nos parecían que iban bien para esta segunda experiencia, además de sumar algunas que solíamos tocar en nuestros shows en vivo, que estaban cada vez más enraizadas con nuestra obra. Todas están conectadas entre sí, ya que se armó de una manera muy orgánica. En total son diez canciones, ocho nuestras y dos versiones de artistas que admiramos como Alfredo Zitarrosa y Gabo Ferro.
¿Por qué Río?
Con el nombre estábamos dando muchas vueltas. Fue una propuesta de nuestro diseñador, Sebastián Santana que nos preguntó si ya lo habíamos elegido y cuando le dijimos que no, nos propuso Río, que nos pareció genial, sencillo y sintético.
Dijiste que en comparación a la actuación, cuando hacés música en vivo sos vos, estás desnuda frente al público. ¿Se podría decir que la música es tú faceta más genuina como artista?
No sé si diría eso, porque me siento super genuina a la hora de contar otras historias. Me desarrollé como intérprete para llegar a la cantante que soy hoy, que puede cantar sus propias letras o las que hacemos en conjunto con Diego (Presa). Creo que todo esto también me llegó por mí recorrido como actriz, así que sería injusta si digo que es más genuino. Sí creo que es una instancia más personal, porque las letras son nuestras, entonces en ese sentido es más íntimo y algo desconocido para la gente.
¿Qué te inspira a escribir?
Hay de todo, principalmente me inspiran los sueños, las imágenes, los sentimientos fuertes, las obsesiones y los vínculos.
¿Cuál es el recurso actoral que más te sirvió para aplicar a la música?
Creo que haber aprendido a pasar diferentes textos por el cuerpo. Distintos significados, tipos de poesías, miradas e imágenes. Cuando canto tengo muchas imágenes, externas e internas y eso me ayuda un montón para conectar el cuerpo y el sentimiento. Siento que es un trabajo de toda la vida. Tengo que buscar el equilibrio. Cuando más poético es el material que una trabaja como actriz, más se parece al universo de la música. Me fascina esa mezcla, lo cerca que está la interpretación en distintas disciplinas.
¿Cómo llegaste a la música?
La música siempre está presente en nuestras vidas. Mí padre es cantautor independiente, folklorista y poeta. Hay un poco de eso, aunque también creo que tiene que ver con el hecho de que empecé a trabajar la voz en la actuación. En el último tiempo, siempre que pude meter el canto lo hice. Por ejemplo, participé como Morticia en un musical de Los Locos Addams.
¿Cuáles fueron y son tus influencias musicales?
Siempre escuché muchísima música. En la adolescencia a David Bowie, Los Redondos, Depeche Mode, Caetano Veloso, Otis Redding, de todo. Por el lado de mí vieja me llegaron, por ejemplo, Mercedes Sosa, Silvio Rodríguez, Joan Manuel Serrat y Pablo Milanés. De mí viejo hay una influencia muy grande del tango. De estos últimos años, hay infinidad de artistas que me gustan y me influenciaron, desde Bon Iver, pasando por Lisandro Aristimuño, hasta Soledad Villamil.