Una forma de consumir literatura en la popular red son las "instanovelas". ¿Cómo son? ¿Qué las inspira? @florscharenberg, @rosiestips, @elpatiodepochi y @chinaenfrancia cuentan su experiencia.
Las redes revolucionaron nuestras vidas y cambiaron el modo de consumir literatura. Primero fueron los ebooks y kindles, después las novelas en posteos de Instagram. La primera en publicar una historia con este formato fue Rachel Hulin (@heyharryheymatilda), una neoyorkina que contaba la historia de Matilda, una artista frustrada que trabaja como fotógrafa de bodas, y su hermano Harry, un ansioso profesor de inglés que no tiene dónde enseñar. Matilda esgrime que la tecnología arruinó nuestras vidas porque estamos todo el día mirando pantallas, pero ¿y si eso fuera la ventana a un nuevo tipo de escritores? ¿Un nuevo tipo de arte?
Hasta la New York Public Library se sumó al furor y adaptó clásicos al formato 1:1. En la Argentina tenemos escritoras que se destacan en el mundo de las instanovelas y Zibilia habló con algunas de ellas para saber cómo llevan la tarea de narrar una historia en posteos.
Una biblioteca con recomendaciones e historias
Rosario Oyhanarte (@rosietips) empezó contando la historia de su marido en redes, y aprovechó el boom de seguidoras para lanzar una novela en papel (Mi marido y su mujer). “Esperé el momento perfecto y fue ese. Tener un libro te da más autoridad a la hora de presentarte como escritor, aunque no sea garantía de nada”, narra sobre sus pasos en el mundo de la literatura.
A pesar de su lanzamiento, continúa entregando instanovelas que sus followers esperan y agradecen. “Pienso en mis textos como historias en capítulos que publico en redes. El contenido lo planeo antes de postearlo. Sé lo que quieren leer y trato de darlo, pero a veces me arriesgo y cuento historias que no tienen finales felices o cerrados. Trato de ser fiel a la historia que quiero contar y cómo quiero contarla”, explica la Licenciada en Letras.
Cuando se casó y se fue a vivir al exterior, aquello que era un pasatiempo de niña se transformó en su cable a tierra. Pasó de los sábados eligiendo libros con su papá, a ser autora de sus propios relatos. Sin embargo, también dedica un espacio a recomendar libros y autores que la inspiran, como Virginia Woolf, Milena Busquets o Pedro Mairal. “Las letras me acompañan desde siempre, la primera vez que me rompieron en el corazón me quedé en mi cuarto leyendo”, recuerda quien le ganó a la voz interna que le decía “estudiaste a Shakespeare y Cervantes, estás a años luz” y se animó a publicar sus sueños.
Una reconfortante compañía con novelas y humor
Una tarde en la oficina Luz Larenn (@elpatiodepochi) abrió un archivo de Google y empezó a escribir lo que se convertiría en su libro Á(r)mame. “La novela que publicó El Ateneo y las historias que escribo son dos polos opuestos. Instagram me permite jugar constantemente. Nunca había escrito romance, no me interesaba tanto, y sin embargo es lo que más escribo en redes porque les encanta y a mí me divierte hacerlo”, dice la autora de las instanovelas “Los 28 días de Julia” y “Doble L”.
“Nunca escribí tanto como en cuarentena, por el hecho de dar algo gratis para leer a los que necesitan compañía. Extender el disfrute que siento por escribir para que tengan algo que leer, es impagable”, cuenta sobre los últimos meses. A pesar del amor y fidelidad, sus seguidores la apodaron “Malvada Pochi” por el tiempo de espera entre capítulos, ¡incluso muchos aguardan los textos enteros para leerlos aunque juegue en contra de las métricas!
“La escritura es un laburo muy solitario, pero con todas las escritoras que conozco de Instagram nos damos ánimos. Despertarse a la mañana y tener un mensaje de una persona que terminó mi novela y me dice cosas hermosas, es impagable”, reconoce.
Aunque su cuenta comenzó con #HumorDesmadre, burlándose de los gajes de la maternidad, trata de habilitar solo aquellas cosas de su vida personal en las que no le afecten los juicios de otros. Luz se ha hecho amiga de sus seguidoras, ha narrado sus historias y hasta sueña con crear una ONG de arte para niños sin recursos. “Quiero entregar un mensaje que contribuya a la sociedad”, manifiesta.
Un mix de familia, moda y belleza
Fiel a su estilo de no encasillarse, Flor (@florscharenberg) desembarcó en Instagram para compartir recetas y consejos de cosmiatría. Pero, casi sin proponérselo, atrapó a sus seguidoras con historias de amor -como “Antes que llegues tu” y “De promesas a ella misma”- y sobre la construcción de su propia familia. En su feed conviven la moda, los consejos beauty y las narraciones. “Me gustan muchas cosas y todo lo que me gusta lo investigo, me meto, lo desarrollo y me animo”, explica.
“El año pasado empecé a escribir algo y terminó siendo una novela. Lo mejor es que la iba escribiendo capítulo a capítulo y así salía. A veces me reclamaban más ¡y ni los tenía escritos! El final me sorprendió”, recuerda. Sobre la interacción en los posteos cuenta: “Al principio me afectaban los negativos, y a los desubicados los exponía. Al poco tiempo aprendí las reglas del juego y que era algo que iba a existir siempre, mostrarlo era mandar energía fea a quienes me siguen. ¡De los comentarios bien dichos me agarro para aprender!”.
Entre la maternidad, el embarazo, la cuarentena, el trabajo y el lanzamiento de una nueva marca, Flor confiesa que empezó a escribir algo que no es una novela pero que no sabe cuándo lo logrará terminar. “Esta vez quiero tenerlo terminado antes de sacarlo. Este es un estilo de escritura que necesita más investigación y orden”, confiesa.
Un patchwork de vida cotidiana e historias de amor
“Los primeros sentimientos que me llevaron a escribir fueron el amor y la pérdida, una mezcla de eso”, dice China (@chinaenfrancia) que recuerda sus comienzos con un diario de hospital que llevó desde la internación hasta la muerte de uno de sus abuelos.
Ella quería contar historias y la única herramienta con la que contaba era Instagram. La división en capítulos derivó del propio límite de caracteres de la red, y con el primer lanzamiento tuvo un éxito tal que la web que había creado colapsó el día en que publicó el capítulo final.
“Mi cuenta es una mezcla sacada de un electrodoméstico que funciona mal. Hay orden solamente cuando escribo una historia en capítulos. El resto del tiempo puedo compartir una reflexión, una foto de las vacaciones o hacer un vivo hablando de un sistema para limpiar el piso. Mi familia aparece cuando tiene ganas y yo creo que del otro lado se van a divertir o emocionar”, se ríe.
China se inspira en lo cotidiano, en las cosas pequeñas: “la vida real, lo que le da sentido a nuestra existencia”. “Mis historias están llenas de anécdotas de mi vida, de la vida de mis amigos, de cosas que escuché por ahí. Para escribir creo que es esencial leer, así que cuando la maternidad me lo permite, leo mucho”, cuenta la fanática de Ensayo sobre la ceguera de José Saramago y Tesis sobre un homicidio de Diego Paszkowski.
Con un libro en proceso y un taller de storytelling junto a @RosiesTips en camino, finaliza: "Me gusta esa gente que logra que te encierres en el lavadero a seguir leyendo, que sientas olores, sonidos y tengas sensaciones como si fueras parte de la historia”.