Si pensamos en grandes figuras del tango, seguramente resuene en nuestra mente su nombre: Susana Rinaldi. Esta cantante ingresó en el mundo del 2x4 a los 34 años, con un show en "La botica del ángel", del barrio de San Telmo. Al poco tiempo "la Tana", como todos la conocen", era una marca registrada de nuestra música porteña.
Con su música atravesó las fronteras hasta llegar a Europa, América del Norte y América Latina. Con París, ciudad en la que se exilió durante la dictadura cívico-militar de los ´70, tiene un vínculo y afecto especial. Durante sus 25 años de exilio se vinculó con grandes artistas franceses y se transformó en la embajadora del tango argentino. Tal es así que, durante el gobierno de Cristina Kirchner, fue agregada cultural en Francia.
Su primer disco fue Mi voz y mi ciudad (1966). A este título le siguieron más de cuarenta materiales editados y participaciones en el cine y el teatro. Junto a su ex marido, el reconocido bandoneonista y director Osvaldo Piro, son padres de Alfredo y Ligia, hoy dos nombres fuertes en el tango y el jazz, respectivamente.
"El tango estaba en mi sangre, cumplí con mi destino", dijo Susana en una entrevista. Sin embargo hoy, a los 81 años y con todos los reconocimientos en su haber, su voz sigue sonando fuerte en los escenarios porteños. Si aún no la escuchaste en vivo, tenés la oportunidad de hacerlo, todos los sábados de julio en el Torquato Tasso.