“Ningún otro realizador contemporáneo trabaja con todos los elementos disponibles del cine hasta el punto en que lo hace David Lynch...Su sensibilidad a las texturas del sonido y la imagen, a los ritmos del habla y del movimiento, al espacio, el color y el poder intrínseco de la música lo vuelven único en este sentido…Sin embargo, la originalidad y la inventiva de la obra de Lynch provienen, ante todo, de su capacidad para acceder a su propia vida interior”, escribe Chris Rodley en la introducción del libro Lynch por Lynch.
Revolucionario como pocos, el director, artista visual, historietista, DJ y productor musical, actor y gurú de millones de fans alrededor del mundo, nació hace 72 años en Missoula, Montana. Por la profesión de su padre, que trabajaba para el Departamento de Agricultura, pasó la niñez y la adolescencia, mudándose por el territorio de los Estados Unidos, tras las plantas, los bosques y la naturaleza, que son constantes en sus obras.
Familiarizado con el campo, la ciudad para él – según relata – era el universo de lo extraño. Pronto descubrió la pintura, estudió Artes y mientras producía y exponía, filmaba sus primeros cortometrajes: Seis hombres se enferman (1967), El Alfabeto (1968) y La abuela (1970), en el que un niño planta una semilla de la que nacerá su abuela. Luego, se formó en cine y durante años trabajó en su arriesgada y vanguardista opera prima Cabeza borradora (1977).
Desde entonces, David Lynch no solo ha dirigido obras maestras como Terciopelo azul (1986), Corazón salvaje (1990), Carretera perdida (1996), Una historia sencilla (1999), Mullholand drive (2002) o Inland Empire (2006), sino que con su estilo ha creado un universo que fascina, atemoriza, divierte, espeluzna y asombra a la vez.
Quizá Twin Peaks, la serie de TV de los 90, que finalizó en 2017 con una tercera temporada que despertó disputas del tipo ¿es una película larguísima o una serie atípica?, sea una perfecta y superadora síntesis de su maravilloso universo multisensorial, que se vanagloria, desde el origen, de estar más cerca de los sueños que de la realidad.