Un compilado de opciones para despidir el 2020 con algunos de los mejores comediantes: Ricky Gervais, Eddie Murphy, Sebastián Wainraich, Adam Sandler y Luciano Mellera, entre otros. ¿Con cuál vas a empezar?
De la cantidad y variedad de propuestas que existen en el mundo del stand up, Netflix posee un muestrario casi inabarcable, interpretado por artistas de toda índole y procedencia. De ahí que sea bastante difícil hacer una selección. Sin embargo, te ofrecemos un listado de siete especiales que reflejan parte de esa diversidad y calidad.
Eddie Murphy: Delirious (1983)
Si bien venía de cosechar un gran éxito con 48 horas, Murphy recién alcanzaría fama mundial al año siguiente, con el arrasador suceso de Un detective suelto en Hollywood. Pero ya en este especial podía verse que, a partir de su trabajo en Saturday Night Live, era un cómico con un magnetismo difícil de igualar y que contaba con un público propio con el cual compartía códigos distintivos. Buena parte de la explicación pasaba por su capacidad para usar tanto el cuerpo como la palabra para crear imaginarios sumamente atractivos.
Uno escucha sus anécdotas íntimas o familiares, y tiene la sensación de estar viendo -o incluso viviendo- lo que cuenta, a partir de cómo utiliza la corporalidad para darle vida a la narrativa. Pero, además, este espectáculo es una buena oportunidad para ver cómo se construía comedia en una época donde las reglas de corrección política tenían mucha menos incidencia. Incluso el mismo Murphy se ha arrepentido de algunos chistes que vistos a la distancia pueden sonar machistas u homofóbicos, y que tocaban incluso temas embarazosos como el SIDA. Aún con la incomodidad que genera al contemplar un pasado que nos puede resultar algo ajeno, estamos ante un stand up de enorme potencia.
Anthony Jeselnik: Thoughts and Prayers (2015)
Lo que hace Jeselnik (que empezó a hacerse notar como guionista de Late Night with Jimmy Fallon) es una especie de competencia consigo mismo. Allí, cuanto más negro e incómodo el chiste, mayor puntaje. Y hay que reconocerle que se esmera minuto a minuto por acumular puntos, rompiendo todos los límites posibles.
Desde la violencia hasta la pedofilia, pasando por el machismo y la misoginia, no deja tópico sobre el cual bromear, incluso usando los discursos más repudiables y exhibiéndolos en toda su brutalidad. Pero el sentido de toda esa operación, aún en sus momentos más crudos, es la parodia. Con mucha autoconsciencia, Jeselnik tira palos a diestra y siniestra, con mucha vocación por sacudir toda clase de lugares comunes y estereotipos. Es que una de las misiones esenciales de la comedia es apartarse de lo establecido, lo cual incluye muchas veces ofender e irritar. Eso Jeselnik lo tiene clarísimo y actúa en consecuencia.
Louis C.K. (2017)
Luego del escándalo desatado por las acusaciones de inconducta sexual parte de varias mujeres, Netflix quitó todo el material que tenía en su catálogo sobre Louis C.K. Sin embargo, con el tiempo lo repuso y hay varios espectáculos disponibles, como Live at the Beacon Theater (2015) e Hilarious (2010).
Todos son memorables, pero nos quedamos con el más reciente, que lo mostraba en plena forma, a tal punto que podía meterse a hablar de cualquier tópico con un desparpajo absoluto. Desde el aborto hasta las formas de coqueteo entre los adolescentes, pasando por la religión o las formas de comunicación, siempre se las arregla para flirtear con lo incómodo y lo turbio, pero no como mera pose sino como una forma de lucidez. Por ejemplo, cuando explica el triunfo del catolicismo al resaltar que el calendario mundial se armó alrededor del nacimiento de Cristo. Aún con su personalidad y acciones polémicas, estamos ante un artista brillante, con un dominio absoluto de la comedia.
Sebastián Marcelo Wainraich (2018)
A tal punto ha alcanzado reconocimiento (en el stand up, pero también en la televisión y el cine) que Wainraich puede darse el lujo de simplemente ponerle su nombre y apellido a un espectáculo. Con eso (y apenas 50 minutos) le alcanza para darle el recorrido necesario a un unipersonal que toca rápidamente una multitud de temas.
Desde la dependencia del wifi hasta por qué los funerales son mejores que las bodas, Wainraich construye un punto de vista sólido, convincente, pero también insólito e hilarante. A toda velocidad, sin darle tregua al tiempo y al público, el creador de la serie Casi feliz (otra producción original de Netflix) muestra un dominio de sus materiales y el género tan inusual como atractivo.
Ricky Gervais: Humanity (2018)
Quizás este no sea el mejor especial del cómico británico, creador y protagonista de series como The office y After life, además de conductor emblemático de varias ceremonias de los Globos de Oro. Por ejemplo, Animals o Politics, podrían considerarse superiores.
Aún así, estamos un espectáculo de altísimo nivel, donde lo autorreferencial no es una excusa para el facilismo sino una plataforma más energética para el humor. De hecho, ya todo el pasaje que el humorista dedica a explicar por qué no quiere tener hijos es de una honestidad hilarante pero también muy inteligente en su capacidad de argumentación. Gervais es un gran lector del mundo y la sociedad, que detecta con perspicacia lo absurdo en las formas en que nos relacionamos y lo resalta sin vueltas. La sinceridad quizás sea su mejor activo y desde ahí construye un humor que puede parecer maligno, pero a la vez incuestionable y, por ende, imprescindible.
Adam Sandler: 100% Fresh (2018)
La carrera de Sandler ha tenido muchos altibajos, pero su acuerdo de producción con Netflix le ha otorgado un rango de libertad creativa que le ha permitido recobrar buena parte de la vitalidad que había perdido en los últimos años.
Eso se puede notar en este especial, donde Sandler pone en primer plano sus cualidades para las performances musicales, combinándolas con reflexiones que incorporan lo cómico, pero también algunas tonalidades dramáticas.
A todo eso le agrega un gran trabajo en la puesta en escena y el montaje, donde son claves las labores de los directores Steven Brill y Nicholaus Goossen, además de aportes puntuales del cineasta Paul Thomas Anderson. Quizás el momento cumbre sea un segmento donde Sandler canta un tema dedicado al fallecido Chris Farley, gran comediante y amigo suyo. Allí es donde queda claro que posee una sensibilidad difícil de igualar y realmente conmovedora.
Luciano Mellera: Infantiloide (2018)
Con una trayectoria de más de una década, Mellera ya es un nombre consolidado y popular dentro del espectro del stand up en la Argentina. No solo ha hecho giras nacionales e internacionales, sino que también grabó tres especiales para la señal Comedy Central.
Y también estrenó este unipersonal, donde queda claro su cómodo manejo del escenario y su capacidad para conectar con un público indudablemente propio. Acá el foco es la niñez, los imaginarios que la atraviesan y las construcciones que las sustentan. Mellera salta de una anécdota a otra, despliega imitaciones y observaciones sobre lo cotidiano que poseen una índole personal, íntima, pero a la vez universal. Allí está posiblemente el gran mérito del comediante: su subjetividad interpela a un amplio rango de espectadores sin resignar ingenio, mordacidad y la dosis justa de dulzura.