Diseñado en 1926 para ser usado por una fábrica de bujías, este espacio surge como teatro en 1980 gracias a la idea de Guadalupe Noble y Antonio Mónaco de crear una sala que rompiera con el modelo clásico del teatro “a la italiana”.
La nueva sala, adelantada para la época, podía cambiar y adecuarse a todo tipo de puestas, dando cabida a nuevas propuestas teatrales. En su corta vida, de menos de un año, su nombre se convirtió en un icono de la memoria de la cultura de la resistencia, como fue el ciclo Teatro Abierto.
La respuesta oficial a este emprendimiento cultural fueron bombas de magnesio que se tiraron al amparo de la quietud de la madrugada. Su interior fue totalmente destruido, solo quedó en pie su fachada que se aún conserva intacta.
El espacio fue reconstruido, pero recién a partir de 2001 se recuperó como espacio teatral. Sebastián Blutrach, exitoso y joven productor teatral, es su actual director general y el responsable de haber brindado al teatro de la más moderna...