El zoo de cristal, una de las obras maestras de Tennessee Williams (en este caso en versión de Mauricio Kartun), es una exploración, sumamente poética, de los contradictorios vínculos familiares -su luz y su sombra-, de los sueños perdidos -y su nostalgia-, de los deseos irrenunciables -y su precio-, y en definitiva de la conmovedora búsqueda de un sentido para la vida.
Es una obra de recuerdos, Tom -alter ego del autor- reconstruye su vida familiar en tiempos de crisis económica. Un padre ausente. Una madre, Amanda, que vive obsesionada por el futuro de sus hijos, en particular de su hija Laura, frágil e incapaz de afrontar las exigencias del mundo. Tom se debate entre el deber de cuidar y sostener a su familia, y la necesidad de escapar y asumir sus deseos personales. El otro personaje es Jim, compañero de trabajo de Tom, optimista y emprendedor, en quien se deposita la esperanza de un futuro para Laura.
Tennessee Williams trata a sus criaturas con gran benevolencia y empatía. Los personajes son ambivalentes: pasionales, tiernos, atormentados. Se aman, se detestan, se comprenden, se incomprenden. Y se acompañan, como pueden, con amor y con dolor, en su obstinada lucha contra la incertidumbre y la derrota. Por otra parte, la obra no es solo la historia de una familia; es también la de una sociedad que se encamina lenta y ciegamente hacia la destrucción. Y, además, Williams expone la situación social de la mujer en una sociedad patriarcal. Lo que, como todos los temas de la obra, hace eco en nuestra actualidad.
Autor: Tennessee Williams // Actores: Ingrid Pelicori , Agustín Rittano , Martín Urbaneja , Malena Figo // Dirección: Gustavo Pardi // Escenografía: Cinthia Chomski // Iluminación: Horacio Novelle // Vestuario: Julio Suárez // Música: Silvina Aspiazu // Versión: Mauricio Kartun // Sonido: Silvina Aspiazu // Producción: Alejandra García //