Nació en Bariloche, provincia de Río Negro en 1981. Hoy vive y trabaja en Buenos Aires. Desde muy temprana edad mostró inclinación por la plástica. Discípulo de José Rueda, a cuyo taller concurrió durante ocho años recibiendo su formación fundamental. Junto con esto, asistía al Estudio de los Hnos. Villagran. Acudió durante cuatro años al curso de Realización del Teatro Colón. Tomó clases de pintura, a su vez, con Gabriela schinocca. Hoy asiste al taller de José Marchi. Esta terminando la licenciatura en Artes Visuales en el IUNA con orientación en pintura. Abrió en el 2006 el taller de arte Kalós, donde realiza trabajos privados e imparte la docencia. Fue adjunto de la cátedra de anatomia de G.Jubert de la carrera de escenografía del Salvador. En la actualidad forma parte del taller de escenografía del Teatro Colón, realiza escenografías en forma privada, ilustraciones y pinturas por encargo. Siempre mostró interés por incursionar en nuevos terrenos que se vinculen con la pintura y el dibujo; de donde recoge elementos que le enriquecen su trabajo personal.
Ante los dibujos de Diego, solo cabe dialogar con ellos, sin anteponer ningún juicio, que a veces intercepta o desvirtúa una percepción más libre. Cualquier calificativo sobre su obra es redundante porque sus imágenes son más elocuentes que las palabras.
El dominio total que Diego posee sobre los diferentes conceptos y técnicas plásticas le permiten abordar e incursionar con solvencia cualquier propuesta plástica: pintura de caballete y mural, escenografía, ilustración en sus variadas expresiones. Ese dominio gráfico, fundamental en cualquier manifestación artística es condición indeclinable en la conquista de la libertad.
Dice José Rueda sobre el artista: Es difícil, como ocurre en un artista genuino, encasillarlo en cualquiera de las corrientes estéticas predominantes en el mundo actual. Es libre de hacer lo que le place sin preguntarse por qué ni dudar de lo que logra. Es decir, para él, maestro en su oficio, es mas importante el _qué decir_ que el _cómo_, aunque subyace siempre una importante formación académica que refuerza su estructura constructiva, cuyo inteligente uso es coherente con su discurso y el mensaje que transmite.