A 25 años de su muerte, recordamos al prolífico artista antes del recital de Tony Moliterni Ensamble en su honor en el CCK.
Danza y teatro improvisados, humor y chistes, diálogos telefónicos que se mezclan en producciones audiovisuales, sátiras e ironías en las letras, dadaísmo y avant garde, música concreta y de salón tocadas por una meticulosa banda de rock dirigida por un ítaloamericano de exuberantes bigote y colitas en el pelo. Todo eso era el músico Frank Zappa (1940 -1993), cuyos conciertos -y cuanta cosa que produjo- fueron algo único, polifacético y bizarro. Este 4 de diciembre se cumplen 25 años sin Zappa.
Por eso, los homenajes surgen aquí y allá. En Buenos Aires, el domingo 25 de noviembre Tony Moliterni Ensamble le rinde homenaje en el CCK. En esta nota, te damos tres pistas para comenzar a entender por qué el guitarrista más revolucionario del rock, que también fue cantante, productor, director de cine y performer, es una fuente inagotable a la cual rendir tributo.
Música concreta
Rhythm and blues, free jazz y clásico barroco son géneros musicales que absorbió Frank Zappa durante su adolescencia en los ‘50; pero la influencia que le daría el toque de extravagancia y originalidad a su carrera fue la de la música concreta: ruidos de la cotidianidad, descontextualizados y superpuestos bajo un soporte analógico (en principio, luego se pasaría al digital en CD).
Este género que surgió como práctica estética y radial en la Francia de los ‘40 revolucionó toda la estructura convencional de la música, ya que, por ejemplo, el sonido de una puerta abriéndose pasó a tener la misma importancia que una melodía tocada en violín. Un gran exponente fue Edgar Varese, uno de los máximos ídolos de Zappa. Incluso, compartieron escenario. Zappa es considerado el único rockero que se volcó a este género contemporáneo.
La ironía ante todo
En una entrevista en 1991, Zappa comentó lo que significaba el humor en su vida: “A los 11 años ya tenía bigote y pesaba 82 kilos, de alguna forma eso me hizo empezar a tomarme las cosas con humor. Es tan absurdo que la gente se tome todo tan en serio… a los 18 años me di cuenta que no debía tener seriedad para nada. Estar vivo ya es de por sí demasiado serio.”
Entre canción y canción, en sus conciertos, Zappa entrenía a su público con chistes y un gran sentido de la ironía. Sus letras generalmente trataban temas anti establishment desde un costado cínico y paródico. Además jamás consumió drogas duras y se mofaba de sus amigos que lo hacían llamándolos Estúpidos en acción. La tapa del álbum We're Only in It for the Money (1968) es una clara parodia al Sgt. Pepper Lonely Hearts Club Band (1967) de The Beatles, y una crítica a lo que estos representaban comercialmente. Cuándo le consultaron por este álbum, sentenció: “Somos sátiros, estamos aquí para satirizar todo. Si Stravinski podía tomar los clichés y las formas de la época clásica y pervertirlos, ¿por qué no hacer lo mismo?”
¡Zappa presidente!
La política fue una cuestión central en la vida de Zappa. Criticó en reiteradas ocasiones y con sólidos argumentos (y, por supuesto, algo de cinismo e ironía) pilares del establishment como el sistema educativo formal y el sistema democrático y político moderno. También se mofaba del marxismo, de la contracultura de los 60, de la sociedad de consumo y de los poderes eclesiásticos.
En 1985 declaró ante el senado de los Estados Unidos, en contra del PMRC, un organismo de mujeres católicas que buscaban censurar el contenido sexual y supuestamente satánico de las letras de las canciones: “Sus demandas son como querer tratar la caspa decapitando gente”. Si bien era crítico del sistema partidario, Zappa alentaba a sus seguidores a que voten siempre e inclusive amenazó con ser candidato a presidente.