En una entrevista exclusiva de Zibilia, auspiciada por vinos Tutu, repasamos la extensa y laureada carrera del actor y director Argentino Osmar Nuñez. Charlamos sobre sus proyectos actuales, sus orígenes y el estreno de su última película "El lado salvaje"; que protagoniza junto a Vanesa González.
¿Cuál fue esa primera imagen que te llevó a convertirte en actor? ¿Esa que te impulsó a decir yo quiero hacer esto?
ON: El cine. Siendo muy chico me llevaba mi vieja cuando iba a cobrar, veníamos de provincia porque allá no había bancos. Paseábamos por Buenos Aires e íbamos al cine. Hay una película de cuando yo era muy chico de unas melliza españolas llamadas Pili y Mili. Fue la primera película en color que vi en el cine. Me dieron ganas de estar ahí adentro. Cuando sos chico creés mucho más en lo que ves, si bien sabés que es ficción tenés ganas de estar ahí jugando. Esa fue la puerta inicial para mi vocación.
Nombrás algo interesante que es creer en eso que uno está viendo. Creérsela. ¿Cómo hacés vos para preparar un personaje? ¿Tenés un método?
ON: Depende un poco del medio, no creo que haya un solo método, no es lo mismo en cine o en teatro. Pero sea cual sea el medio creo que es fundamental el texto. La primera lectura que tengas del material, tus primeras impresiones, que pueden luego servirte o no dependiendo de lo que el director proponga. Es el texto el que me tiene que seducir, el que me tiene que abrir la cabeza y me tiene que disparar a imaginar al personaje. Después me hago preguntas: ¿Qué tengo yo que tiene ese personaje o que tiene ese personaje que no tenga yo? Esas son reflexiones fundamentales para encontrar la necesidad del personaje.
El actor es un ser de la repetición ¿Cómo hace uno para que esté vivo en cada función?
ON: Es hacer por primera vez lo que hiciste muchas veces. No es un esfuerzo sino algo que tengo muy incorporado. Siento que cada función es la primera porque hay que recrear ese mundo que está compuesto en una partitura previa. Es una vida que empieza y termina cada noche.
¿Y el cine?
ON: Hay algo mancomunado que siempre me seduce y es el hecho de que estamos todos trabajando en esa toma y para ese momento que son apenas unos segundos. También me atrae el desafío de empezar por el final, luego grabar el principio, quizá al final el medio. Armar un patchwork al que hay que darle continuidad me parece un desafío increíble. He filmado películas que empecé por el final y es maravilloso como te sirve haberlo transitado para luego grabar el principio.
Hablando de cine, el primero de diciembre se estrena El lado salvaje película de Juan Dickinson, que protagonizás junto a Vanesa Gonzales y que se filmó en la Patagonia. ¿Cómo fue esa experiencia y de qué trata la película?
ON: "El lado salvaje" es una película que trata de un vínculo entre un padre y su hija. Es la historia de un regreso. La hija (Vanesa Gonzalez) que vuelve para cuidar de su padre enfermo al cual no ve hace un tiempo. Su madre ha fallecido y ella no le perdona al padre haber comenzado un vínculo amoroso con otra mujer mientras su esposa todavía vivía. Este conflicto familiar atraviesa toda la película pero a la vez se le suma otro que cruza a todos los personajes de la película, donde hay una búsqueda por el bosque y un secuestro, en una suerte de thriller patagónico.
Interpretaste tres veces a Perón ¿Cómo fue esa experiencia?
ON: Cuando me dijeron que iba a interpretar a Perón un poco me reí ¿Yo de Perón? Estamos todos locos. Se había hecho muy poco. Laplace lo había hecho muy bien. Pero no había sido interpretado tanto. Después lo hice tres veces.
¿Mirás registros para componer personajes que efectivamente existieron?
ON: Sí, pero no para imitar ni copiar. Me gusta crear mí propio personaje a partir de revistas, libros y documentales. Voy buscando cierta esencia de ese personaje y los puntos de contacto que uno tiene. Hay algo de Perón que me atrajo en relación al gran padre. Era muy inteligente, seductor, inteligente y atractivo. Perón era un personaje celoso de su intimidad y también siento que es un punto de contacto conmigo. El ser militar le daba un tipo de caminata, hablaba de determinada manera. En esa época se hablaba de otra forma, se arengaba distinto. Hay ciertos modismos, ciertos cantitos al hablar. Las arengas tenían algo de literatura, de poesía, mientras que hoy los discursos son mucho más imperativos, alejados de la poesía.
Sos un actor muy comprometido con la realidad, siempre que podés vas a marchas y en cada oportunidad que recibís un premio tus discursos siempre van en ese tono ¿Para vos el compromiso político y el arte van de la mano?
ON: Absolutamente. Es imposible no comprometerse. Cuando se habla de apolítica se está intentando vaciar los cerebros de las personas. Dicen que los políticos no sirven para nada y no es así. Hay buenos, malos, mediocres, talentosos, como en todas partes y en todas las áreas. Lorca decía que un artista que no está comprometido con su realidad, política, social, no sabe de qué está hablando. Uno está entregando su propio instrumento, su imaginario, su corazón, su alma. Lo único que uno quiere es encontrarse con el espectador, aun en las diferencias.
¿Desde dónde nace tú director interior?
ON: Siempre estuvo ahí, pero ganaba el actor. Me gusta acompañar el proceso de mis compañeros en la construcción de ese universo al que quiero ir. Di clases de actuación muchos años y eso me ayudó a dirigir. Para hacer "Stéfano" por ejemplo me llamó el actor Norberto Gonzalo. Opino que es es la obra fundacional del teatro argentino, es sensacional. Discépolo es como nuestro Shakespeare. Uno de los pocos autores nacionales que pueden tener un alcance internacional ¿En qué país no hay inmigración? ¿En qué país no se frustran los sueños? Es universal lo que aborda Discépolo, especialmente en "Stéfano".
Hablás de la frustración, algo muy común en el ambiente artístico
ON: Muchas veces veo a actores amigos que tienen que sobrevivir. Yo les digo que no dejen de subirse a un escenario, que no abandonen. Cuando hay una gran necesidad, un gran deseo, que como decía Tenessee Williams es lo contrario a la muerte, no hay que abandonarlo nunca. No hay que morirse. Hay que tener proyectos propios y llevarlos a cabo. Aunque sea subirse a un escenario para decir dos versitos.