En el marco de la exposición que la Biblioteca Nacional le dedica a sir Arthur Conan Doyle (1859-1930), creador del famoso Sherlock Holmes, seleccionamos siete películas y una serie inspirados en su obra. Este recorrido, además, permite apreciar los cambios en la historia del cine, a través del desarrollo de estos geniales personajes.
El vínculo que establecieron el cine y la televisión con la obra de Arthur Conan Doyle, al igual que sucede con otros novelistas emblemáticos, como Alejandro Dumas o Julio Verne, es un tanto paradójico: hay muchísimas adaptaciones, pero abarcan una parte más bien limitada del trabajo total del notable escritor británico. Sin embargo, hay abundantes opciones, múltiples miradas y acercamientos a un material que indudablemente es inagotable.
Para complementar la experiencia que garantiza la muestra organizada por la Biblioteca Nacional, donde se exponen por primera vez al público obras pertenecientes a la biblioteca personal del creador de Sherlock Holmes, les presentamos un breve pero (esperamos) representativo listado cinematográfico y televisivo a tener en cuenta:
El moderno Sherlock Holmes (1924)
A a veces, nada mejor que un genio para conocer a otro genio. Buster Keaton es uno de los cineastas más importantes del período mudo y de toda la historia del cine en general, que acá no construye una adaptación, sino un film inspirado ligeramente en la figura de Sherlock Holmes, que a principios de siglo ya era un icono detectivesco. Ese es apenas un puntapié inicial para hilvanar un relato donde lo onírico es la textura dominante y los límites entre lo posible y lo imposible se desdibujan por completo, creando un film fascinante. Keaton invitaba a soñar y a maravillarnos con las posibilidades del cine, mostrándonos de paso que Conan Doyle había creado un personaje soñado, o que todos soñábamos ser.
El mundo perdido (1925)
Aunque Sherlock Holmes fue por lejos el personaje más famoso de los creados por Conan Doyle, se dice que para el escritor su favorito era el Profesor Challenger, que era casi el opuesto del detective. En vez de autocontrolado y analítico, este explorador era temperamental y agresivo, dos características que muchas veces son fundamentales para un aventurero. Este film mudo, que contó con el aval del novelista –de hecho asistió a la función de estreno con su familia-, fue el primer largometraje en usar técnicas de animación en stop-motion, creando un universo apasionante donde las criaturas prehistóricas aun habitaban la Tierra y chocaban con los humanos. Pequeña joya que es un antecedente lejano de la saga de Jurassic Park.
El sabueso de los Baskerville (1939)
Primera película en la que Basil Rathbone y Nigel Bruce encarnaron a Sherlock Holmes y al Dr. Watson, respectivamente, logrando un enorme éxito. Luego retomarían sus papeles en trece films más, además de la serie radial Las aventuras de Sherlock Holmes. Con esta dupla, ambos personajes empezaron a tener una importancia y atractivo similar para el público, ya que Watson dejaba de ser un mero observador, aportando una comicidad que se complementaba con la inteligencia de Holmes. Una buena oportunidad para ver cómo Hollywood, en su era dorada, reelaboraba personajes icónicos desde su invencible star system.
El mastín de los Baskerville (1959)
La Hammer fue una célebre compañía británica, que entre la mitad de los cincuenta y finales de los setenta produjo una interesantísima serie de films de terror gótico, que aún hoy continúan siendo tan influyentes como irrepetibles. El director Terence Fisher era un nombre clave dentro de este esquema de producción, lo mismo que los actores Peter Cushing y Christopher Lee, que aquí encabezan el reparto (el primero como Sherlock Holmes). Una muy interesante reescritura de una de las aventuras más conocidas del detective, que aun desde los cambios genéricos no deja de ser fiel al texto original.
El último secreto de Sherlock Holmes (1970)
Billy Wilder es uno de los mejores cineastas de toda la historia y se podría decir que, teniendo en cuenta el personaje central, este film no cumple con las expectativas. Eso se explica por problemas en la sala de edición, ya que el estudio United Artist introdujo muchas modificaciones, quitando varias secuencias y estropeando gran parte de la labor del director. A pesar de eso, queda un relato tan sensible como desmitificador, en el que Wilder muestra un gran respeto por Holmes, pero permitiéndose humanizarlo y hasta otorgándole una capa de bella vulnerabilidad.
El hermano más listo de Sherlock Holmes (1975)
Gene Wilder no solo fue uno de los más importantes comediantes de la segunda mitad del Siglo XX, sino también un hábil constructor de parodias. Acá imagina a un hermano de Holmes que está harto de quedar a su sombra y desea un poco de gloria propia, lo que le sirve para retorcer todas las reglas del género detectivesco y los esquemas delineados por los relatos de Conan Doyle. Un film que va escalando en comicidad, hasta llegar a tramo final que perfora los límites del absurdo.
El secreto de la pirámide (1985)
Curioso film dirigido por Barry Levinson (luego ganador del Oscar por Rain Man) y escrito Chris Columbus (que posteriormente dirigió las dos primeras entregas de Mi pobre angelito y Harry Potter), que imagina a un joven Sherlock Holmes y su nuevo amigo Watson afrontando su primer caso. Una película con el espíritu juguetón y aventurero imperante en los relatos juveniles de los ochenta. Constantes sorpresas, imaginación y humor al servicio de un relato que evidencia que la narrativa de Conan Doyle se adapta a cualquier molde cinematográfico.
Sherlock (2010-2017)
La televisión fue un ámbito fructífero para la literatura de Conan Doyle y esta creación es una muestra contemporánea de ello. Se podría decir que es una serie, una miniserie o incluso una sucesión de largometrajes de formato televisivo, pero con una puesta en escena casi propia del cine. Lo cierto es que funciona como un repaso por gran parte del catálogo de las aventuras de Holmes, un personaje de impronta clásica pero que aquí es trasladado a la contemporaneidad y sin embargo no luce para nada oxidado. Todo lo contrario: a pesar de sus excentricidades, genera una constante empatía, y cuando no, ahí está su fiel compañero Watson haciendo de puente. Vale aclarar que Benedict Cumberbatch como Holmes y Martin Freeman como Watson están estupendos.