Obra "Todos los días: los primeros 5000 días" del artista Beeple, por la cual se ofertó la suma de 69 millones de dólares

El mercado siempre busca y termina encontrando la forma de adaptarse a las nuevas tendencias e incorporarlas en su área de influencia. Es curioso que ante la aparición de las criptomonedas y el blockchain, que comenzó como predominantemente económica y vinculada al campo de las inversiones, las artes visuales se hayan convertido en un factor fundamental.

Empecemos por los términos que se fueron incorporando a nuestro vocabulario en los últimos tiempos. El blockchain se creó como una base de datos, una forma descentralizada de comprobar las transacciones y saber quién posee cada activo, demuestra la propiedad. Funciona de forma equivalente a un escribano que legitima la firma digital y la propiedad de un archivo. Al estar la información muy diseminada, es imposible de hackear, ya que se encuentra almacenada en diversos lugares a la vez. Cuando se crea el blockchain, la primera utilidad que se le dio fueron las criptomonedas, un sistema económico paralelo al del papel moneda, basado en una billetera virtual.

Sin embargo, no es con esta función por la cual se convertirá permanentemente en noticia en los medios de comunicación, sino con la forma en que el arte y un inédito tipo de obras logró insertarse en ese circuito económico. Y el soporte en el que el arte se manifestará será a través de los NFT (Non Fungible Token), una forma de denominar a archivos digitales que circulan por estos nuevos espacios.

Con esta tecnología se realizaron obras de arte digitales, pudiendo certificar quién es el autor y quién es la persona propietaria que adquiere ese archivo. Por más copias que se puedan hacer de la obra, yendo al registro correspondiente fácilmente se puede certificar quién es el verdadero poseedor. El artista norteamericano Bleeper, quien ha vendido NFT por valores records, definió el funcionamiento de estos archivos de una manera muy sencilla: podés ir al Louvre y sacarle todas las fotos que quieras a la Gioconda con el celular; podés postear esas fotos en tus redes sociales, incluso imprimirla en tamaño real y colgarla en tu casa. Pero eso no significa que seas el propietario de la pintura original, ni que tengas el certificado de autenticidad y de propiedad. La pintura le pertenece a una única persona o institución.

El escándalo

Christie’s, una de las casas de subastas más importantes del mundo, fue la primera de su sector en aceptar criptomonedas como forma de pago. Y a inicios de 2021, consiguió que se ofertaran 69 millones de dólares por un NFT, la obra Todos los días: Los últimos 500 días, del mencionado artista Beeple. El New York Times se burló del caso al afirmar que la manía por los NFT había llegado al punto de pagar una cifra millonaria por un jpg. Sin embargo, excepto por el nuevo formato de la obra, este tipo de sucesos no constituye ninguna novedad en las artes visuales.

Desde que existe el coleccionismo, las obras de arte no son adquiridas sólo por una cuestión de regocijo estético, sino que también son consideradas activos, inversiones que incrementan su valor a lo largo del tiempo si la trayectoria del artista se sostiene constante y consistente.

El escándalo que implican los altísimos valores de estas ventas no dista demasiado de los comentarios que generan los records que año a año suben la vara en las casas de subastas, ya sea por clásicos de la pintura como un Leonardo Da Vinci, o por artistas contemporáneos como Demian Hirst o Jeff Koons. Pero recordemos que en el arte, en cualquier estilo o formato del que se trate, los valores son siempre subjetivos, y que si bien la pieza y la trayectoria del artista en cuestión tienen un peso relevante, el valor económico resulta relativo y difícil de prever. Este valor se establece de acuerdo a lo que la gente esté dispuesta a pagar por esa obra, no necesariamente por lo que la obra estéticamente signifique.

Detalle de la obra "Todos los días: los primeros 5000 días" del artista Beeple que tanto revuelvo ha generado

¿Un arte de followers?

Una característica interesante de los NFT es que están rodeados de una narrativa particular que excede a la obra. No se trata únicamente de la pieza puesta a la venta. Otra razón por la que los coleccionistas están dispuestos a comprar es el hecho de conocer al artista que la crea, así como la comunidad de seguidores que ese artista genera, la cual se convierte en un factor clave. Muchos de estos autores crean una historia en derredor a la obra que se está vendiendo; suele haber un proyecto detrás, una narrativa que lo sostiene. Rara vez se trata de un NFT aislado y son sus followers quienes crean la demanda y adquieren las piezas a gran velocidad por conocer o sentirse involucrados con este artista de forma previa. En el caso de Beeple, se trata de un artista que a lo largo de 13 años consecutivos se encargó de realizar una obra por día y compartirla en sus redes. Eran miles las personas que esperaban su posteo diario cuando la subasta de Christie’s se llevó a cabo. Es por eso que cada vez más las grandes marcas y artistas o futbolistas famosos con una amplia base de fans están buscando la forma de insertarse en el blockchain, como ha sucedido con la NBA, Lionel Messi o Cristiano Ronaldo.

Obra de Eduardo Pla, "Cielito nuestro" que formó parte de la primera muestra de AURA

NFT en Argentina: AURA

En nuestro país, de a poco comenzaron a aparecer espacios que, entendiendo este nuevo mercado, ofrecen a los artistas alojar sus NFT y ponerlos a la venta. Una de ellas es Aura, una plataforma de NFT curada que no sólo se mueve en el mundo virtual, sino que ya comenzó a realizar muestras presenciales. Se trata de un colectivo compuesto por un grupo de argentinos, españoles y rusos. Bajo el lema “Traemos el pasado y el presente al blockchain”, realizaron una exposición de la que participaron desde artistas muy jóvenes como Lucas Aguirre, Astrosuka y Orkgotik, hasta artistas reconocidos de la historia del arte nacional, como Antonio Berni, Luis Fernando Benedit, Eduardo Pla y Miguel Ángel Vidal. En la muestra convivieron tanto las obras físicas como las imágenes de los NFT generados en vinculación a esas piezas. Estas exposiciones se llevarán a cabo trimestralmente, como una forma de promover el arte digital y a sus protagonistas dentro de los mercados locales.

También son consideradas por el colectivo como importantes para mantener a la comunidad de NFT unida, para crear, de este modo, un espacio donde entablar discusiones y expresar opiniones. “Hace medio año veíamos que había muchas plataformas de venta de NFT, pero faltaba una que se dedicara exclusivamente a las artes visuales y al trabajo con investigadores e historiadores de arte para llevar a cabo curadurías”, comenta el colectivo de Aura, integrado por un equipo multidisciplinario de profesionales. Aura se convierte en una organización pionera en generar un vínculo entre artistas, coleccionistas y galerías de arte participantes para insertarse en esta nueva esfera de oportunidades que se abre para los artistas, cuyos activos suben su valor en el tiempo.

Obra de Milton Sanz, "Utopía de los imposible" que formó parte de la primera muestra de AURA

Otras plataformas

Entre las aplicaciones predilectas por los artistas argentinos para subir sus NFTs se encuentran Nifty Gateway, 888 TNW y Foundation. Esta última fue la elegida por Mateo Amaral, quien recientemente ha realizado obras para incorporar en este entorno digital de circulación artística, y señala que estas plataformas representan una oportunidad para que las obras de artistas argentinos circulen y sean conocidas en otros países con mucha mayor fluidez. Además, otra de sus virtudes es ampliar el campo del coleccionismo hacia un target de personas muy diferente al de los habituales compradores de arte, ya que se trata de un público muy joven, interesado en este tipo de propuestas y que probablemente no adquirirían una obra de arte tradicional.

Amaral menciona otra propiedad superadora de las plataformas de los NFT por sobre el funcionamiento de las galerías y las casas de subasta locales. Los coleccionistas de NFT cuentan con la posibilidad de revender las obras si así lo desean, en cuyo caso el registro va mostrando el historial de propietarios. Esta reventa implica que el artista original recibirá un porcentaje de las futuras transacciones, dando resolución a una lucha constante de los artistas que desde hace décadas reclaman el derecho a recibir un porcentaje de las reventas, como sucede en otras industrias culturales.

"El vértice del amor" Frenetik Void

Mientras que en algunos otros países existe legislación referente a esta cuestión, en las subastas y remates argentinos las obras pueden revenderse a precios que superan en porcentajes altísimos al valor de adquisición original, sin que los artistas reciban un porcentaje en tanto derechos de autor de la pieza. Una característica relevante de esta tecnología es que vuelve innecesarios a los intermediarios. Estas plataformas ofrecen la posibilidad de subir las obras y se encargan de difundirlas y comercializarlas, sin necesidad de acudir a una galería. Los artistas que trabajan con estos contenidos, suelen ser artistas ya involucrados en las artes electrónicas, por lo cual estos son entornos que les resultan extremadamente familiares. Los NFT se muestran como una oportunidad auspiciosa para equiparar el acceso a un público y a un mercado más amplio para los artistas argentinos, que cuentan con un altísimo nivel estético y conceptual en lo que arte digital se refiere.