La música protagonizó el primer vivo de Zibilia en Instagram. Interpretó algunas canciones y charló con Camila Barreiro sobre su vida entre tres bandas, su proyecto solista, la vida en cuarentena y sus nuevas pasiones, la fotografía y la astrología.
Dueña de una voz potente y un cuerpo entregado al arte, Mel Muñiz forma parte de La Familia de Ukeleles, Bourbon Sweethearts y de un dúo junto a Rodrigo Núñez. A pocos días de estrenar “Harta”, el segundo single de su primer álbum solista que lanzará en septiembre, participó de la nueva sección de lives de Zibilia, donde habló sobre sus bandas, el amor por el ukelele, las letras de sus canciones y mucho más.
¿Qué nos podés decir sobre “Harta”? ¿De dónde surge la letra?
Hay algo medio loco que me pasa con las letras de las canciones. A veces creo que el mensaje de lo que quiero decir tiene que ver conmigo, con algo que me está pasando en ese momento, y después pasa el tiempo y vuelvo a cantar la canción, se me resignifica, y me siento identificada con otra situación. Es algo que me pasó mucho con las dos canciones, “Ni una gota de amor” y “Harta”. Obvio que “Harta” lo hice en un momento en que estaba muy quemada con el laburo y con pertenecer a muchos proyectos y muchas movidas de grupos de personas distintas. Después me di cuenta de que podía ser mucho más que eso, y que también estaba ligado a que yo justo en febrero me separé de una relación de cuatro años. Me sentí muy identificada con muchos de los temas que compuse seis meses antes de separarme y fue como: “es re lo que estoy sintiendo ahora, pero no es lo que sentía en ese momento”. Y, tal vez, tiene que ver con una historia que yo estaba contando. Si bien es un momento en que todos estamos hartos de la cuarentena también, y muchas personas se sienten identificadas con eso de la canción. Es un poco de todo.
Escuchando “Harta” pensé en “Fight Back Sisters” y las canciones relacionadas con la mujer, la libertad, el respeto…
Eso desde ya. Eso sí que es adrede, de buscarlo en mí misma y que despierte en las demás. Creo que estamos en una lucha muy grossa, como feminista puedo decir eso, y aportar con lo que se una siente desde el arte es también bancar la movida.
¿Cómo manejás la energía para estar en tantos proyectos a la vez?
De alguna manera medio mágica siempre se me acomodan bastante los horarios. No sé cómo hago, pero me pasa. Me gusta ser parte de todos los proyectos en los que estoy porque yo siento que pueden habitar distintas Mel. Entonces en cada banda tengo un rol distinto y puedo jugar con un montón de cosas distintas que me hacen bien. A mí el jazz me encanta, y tener un espacio para estudiar e indagar en el género con Rodri me parece super increíble, no toco nada, estoy cantando. Con las Bourbon hacemos muchos arreglos. Con La Familia no soy trompetista y toco la trompeta, es un espacio super lúdico donde puedo buscar otros instrumentos. Además, puedo componer en todos. Y en el mío, es la primera vez en mi vida que tengo un proyecto donde solo canto en español, por ahora. El disco es todo en español, pero yo siento que mi proyecto solista también abarca temas en inglés que son huérfanos y no están en las bandas en este momento.
¿Cómo identificarías a cada una de tus bandas con una palabra?
La Familia es familia, es todo lo que implica una familia. Las Bourbon diría sororidad y hermandad, porque nos une desde un lugar musical, de amigas y es muy fuerte; somos recontra allegadas, nos bancamos a full, es como que son mis hermanas, charlamos comemos facturas, chusmeamos, y tocamos. Y con Rodri, si tengo que poner una palabra, diría que es un lugar de estudio, porque es muy de crecimiento.
Y a la vez, todas tus bandas tienen en común tener algo de las décadas del 30, 40 y 50. ¿Qué te llama la atención de esas épocas?
A lo primero que llegué, creo que fue al swing, por estudiar jazz. Y eso me abrió géneros amigos como el bolero, y relacionarme con la música en español. A mí me gusta mucho la década del treinta porque hay muchas bandas americanas de hermanes vocales que, en general, son cuartetos o tríos con arreglos como las Bourbon, que es algo que me rompe la cabeza. De alguna manera cuando llegué a ese lugar musicalmente vibré super fuerte. Tal vez haya habitado esos tiempos como otra persona, me siento muy ligada.
¿Cómo nació tu amor por el ukelele?
Tengo ciclos, por eso armo bandas nuevas. Yo quería tocar algo más resumido que la guitarra, estaba empezando a tocar con Las Taradas, hace más de 12 años, y Pau Maffia tenía un ukelele y le dije: “¿qué es este instrumento?”. Me lo compré afuera, acá no había nada, y me re gustó porque me podía acompañar a todos lados, eran más simples los acordes y las progresiones. Yo vengo de una formación de la Escuela de Música de Buenos Aires, que tiene mucha data teórica en tanto armonía, y no tenía un soporte tan grande en cuanto a mi acompañamiento, entonces había cosas con las que podía acompañarme y otras con las que no. En el ukelele se encontraba toda la data teórica que tenía en la cabeza, todo se me hacía fácil y me enamoré. Fue re fácil llevarlo a todos lados, siempre una sonrisa, fácil que la gente se sienta amiga del instrumento. Y así fue como pusimos la escuela Los Hermanos del Ukelele con Adri (Capresi) y Mati (Martinelli).
Además de la música, ¿qué otros hobbies encontraste en esta cuarentena?
Durante mucho tiempo me costó encontrar hobbies porque la música tiene tantas posibilidades, y yo ya soy bastante dispersa, tengo varias bandas. Necesito poner energía en bastantes cosas. Me cuesta salir y elegir algo que no tenga nada que ver. Pero estuvo buenísimo porque el año pasado empecé con fotografía. Y estoy muy prendida fuego, medio autodidacta de leer y ver videos de astrología. Estoy a full leyendo cartas natales. Me salió un lado super energético brujil. Ahora estoy anotada para empezar un taller súper para principiantes de tarot, re en bruja style. Yo creo que le pasó a varias personas, pero creo que las mujeres estamos en un lugar de intuición donde estamos levantando vuelo y volviendo a un lugar muy de raíz.