Directoras, dramaturgas y actrices es una primera forma de presentarlas. Pero hay más. Ellas dos además de ser hermanas gemelas, escribieron juntas, dirigen y protagonizan una obra que actualmente está en cartel con entradas agotadas hace semanas: “Lo que el río hace”. Una obra que nació antes de la pandemia, que fue tomando forma estos años, que incluso en un momento mutó para convertirse en algo híbrido en aquellos meses en los que los teatros estaban cerrados. Y ahora ya tiene su forma definitiva, una que se estrenó el año pasado en el Teatro San Martín y que ahora continúa su cauce en el teatro Astros, en la calle Corrientes, con entradas agotadas por semanas adelantadas.

Hace años que trabajan juntas, de una forma u otra, dirigiéndose, formando parte de los procesos creativos de ambas. La historia de ellas es tan profunda y en comunión que vale la pena escucharlas y conocerlas, conocer lo que vivieron y compartieron desde que nacieron y se fueron volviendo separadas pero ligadas por todo, por sus intereses, por su manera de vivir y mirar el mundo. Por la infancia compartida.

Si el comienzo de “Lo que el río hace” fue tímido, “ahora desbordó”, dice una y la otra piensa que se volvió mar, que de aquel arroyito inicial tomó fuerza y ahora no lo para nadie. Como todo lo que ellas hacen hace rato solo que siempre lo hacen con esa timidez, ese respeto que luego cuando sus obras se vuelven imparables nadie se había dado cuenta del comienzo. María tiene en cartel además una obra de su autoría y dirigida por ella hace nueve temporadas, La Pilarcita”, desde aquel 2015 en el que se estrenó. Paula, por su parte, tuvo en cartel durante muchas temporadas la obra escrita y dirigida por ella, Yo no duermo la siesta”, que protagonizaba a su vez María.

Ambas obras y en esta tercera en la que comparten autoría, trabajan y vuelven sobre temas que las convocan: el pueblo, la nostalgia, lo que queda atrás, el tiempo puro, la siesta, la infancia. Y así continúan tal vez ahora con el arrojo de hablar con nombre y apellido de su Esquina, aquel pueblo correntino que supo cobijar al padre de ambas y que por ende fue territorio de verano y adolescencia para María y para Paula.

“La obra empezó en la sala Cunill Cabanellas, en el Teatro San Martín, hermosa y pequeña, para 120 personas, se agotaban las entradas, hicimos dos temporadas, el año pasado y este, y después nos fuimos al Astros, con pocas funciones por semana y empezamos a sumar y a sumar porque se agotan muy rápidamente. Estamos felices porque también pasa algo re lindo en esta sala con más gente. Es diferente, por supuesto, pero tiene el encanto de tanta gente junta y conmovida, que disfruta y que quiere volver a verla”, cuenta María. “Entran 500 personas, es un montón. Nosotras teníamos miedo de perder la cercanía del público, algo que a nosotras nos gusta porque venimos del teatro independiente y que en la Cunill teníamos pero pasa algo que es que al ser tanta gente los sentís por ese volumen. Escuchás las risas, las respiraciones, cuando sacan los pañuelitos, es increíble”.

Esta es la primera obra que es de las dos en todo sentido y que toca una parte de sus vidas, una Esquina que estaba presente en otras obras pero que no se le había dado el nombre como en esta, ¿es así?

María: No se le había dado el apellido, era un terreno no tan definido ni concreto. Nuestros otros materiales eran ficciones en su totalidad y este está atravesado por una zona más narrativa que son los monólogos, que podrían ser pensamientos o recuerdos, algo puramente poético que no tiene que ver con la acción dramática solamente y nos dimos la licencia de que sea Esquina, que algunos personajes se llamen como los personajes inspiradores como el caso de Dora, que aparezcan recuerdos de nuestro papá. En esta obra la decisión de que la protagonista sea escritora nos permitió poner esta capa narrativa, poética, que a veces el teatro tradicional o convencional te hace dejarlo afuera porque tenés que ir a la acción.

¿Y cómo fue el proceso de escritura en conjunto de una historia tan personal y subjetiva? ¿Estaban de acuerdo con esas imágenes?

Paula: Sí, la verdad es que no nos costó porque tenemos el mismo universo. Tenemos medio universo cada una. Son escenarios que tuvimos y en los que estuvimos las dos. Más allá de detalles que son distintos para cada una: si yo hablo de un río es el mismo que piensa María, la playa es la misma que se le arma a ella, si nombramos al pacú seguramente nos llegue el mismo recuerdo. Hay un universo compartido. En la práctica entrabamos al mismo drive cada una cuando podía e íbamos escribiendo, avanzando. Y hay partes que ya ni sabemos cuál de las dos las escribió. Si no fuera así tal vez si hubiera sido más complejo escribir.

María: Con Paula desde chicas fuimos como un bloque en la familia también. Casi que las dos tenemos los mismos recuerdos porque íbamos hablando de todo y elaborando juntas. De forma compartida, armamos un poco la infancia de a dos.

¿Van a seguir escribiendo juntas?

Las dos: ¡sí!

Paula: En este momento estamos todavía muy desbordadas por el río, acompañando la obra. Felices pero son muchas funciones por semana, nos toca poner el cuerpo y hacer de todo para que la obra pueda subir a escena.

María: Apenas tengamos un espacio mental y físico para algo nuevo lo vamos a hacer porque esto está siendo una experiencia hermosa.

Paula: Vamos a seguir hasta fin de año porque las entradas se agotan y queremos que todas las personas la vean así que el teatro nos va dando más días. En octubre y noviembre vamos a hacer muchas funciones por semana. En septiembre no tanto porque en el teatro está Sacristán que es un compromiso ya establecido.

María: Ha sido un año muy gratificante pero agotador también. Cuando algo uno lo hace con tanto amor es espectacular. Estamos contentas y agradecidas de que la gente quiera ver la obra. A veces te pasa y a veces no y no hay fórmulas. Es una obra que nació en el teatro San Martín, más tendiente al teatro independiente, y nos gratifica mucho que esté en la calle Corrientes, en el circuito comercial.

Paula: Tuvimos situaciones en que nos propusieron escribir una obra para el teatro comercial pero nos decían que tenía que ser distinta, como si fuera una fórmula, con gags, living, parejas y si no es eso no funciona. Y esta es una obra que tiene una historia sencilla, que no tiene pirotecnia, ni ninguno de nosotros como elenco cortamos tickets, como dicen los productores.

María: Cortamos tickets pero literal en el Camarín de las Musas, a mano, uno a uno (risas).

Paula: Y está bueno porque hay un montón de otras obras que podrían y de hecho están pasando al otro circuito donde va más gente a verla; las de Piel de Lava, las de Tenconi Blanco, las de Matías Feldman y está bueno que los productores no tengan miedo de llamar a otros autores nacionales, que vienen de otro circuito. Muchas veces las obras funcionan muy bien y está buenísimo ganar ese espacio. Hoy es la nuestra y mañana será la de otro que está en la misma situación.

 Para agendar:

“Lo que el río hace”: en septiembre lunes 25, miércoles 27 y viernes 29 a las 20 hs y sigue en octubre y noviembre de miércoles a sábados en Teatro Astros (Corrientes 746).

“La Pilarcita”: viernes a las 20 en el Camarín de las Musas (Mario Bravo 960).