Hace unos días nos despedimos de Enrique Pinti, uno de los comediantes más populares y exitosos de las últimas cinco décadas en la Argentina. Con una carrera que abarcó cine, televisión y teatro, fue probablemente de las últimas figuras que encajaban perfectamente en el modelo de capocómico. Es decir, ese tipo de estrellas capaces de construir espectáculos de enorme despliegue alrededor de sus talentos específicos. Pinti era un verdadero hombre-espectáculo, un artista que tuvo la capacidad para delinear un humor personal y distintivo que quedaba impreso en la memoria del espectador. En ZIBILIA nos permitimos recordar y analizar algunas de sus frases o monólogos más emblemáticos, para así poder indagar en el legado de una de las personalidades cómicas de nuestra cultura.
- “¿Y qué hicieron? En vez de crear una nueva izquierda, en vez de crear una izquierda que fuera una alternativa, en vez de crear una izquierda que la diferenciara del peronismo, tuviera el sesgo de los socialistas adecuado a nuestro país, a nuestra vida. No, no, no. Se metieron en el peronismo. ‘¿Pero para qué?’, dice el americano. Para crear el peronismo de izquierda, que es como crear el helado caliente. ¡No existe el peronismo de izquierda! Peronismo de izquierda es un disparate argentino. El peronismo se llama peronismo por Perón y Perón no era de izquierda ni nada que se le parezca”
Aquí podemos ver, en primera instancia, que a Pinti no le preocupaba mucho eso de meterse en polémicas con ciertos sectores de la política nacional. El tipo iba para adelante y, si alguien se ofendía, incluso era capaz de redoblar la apuesta. Pero, además, lo que quedaba patente era su lucidez para entender los dilemas y dificultades que afrontaban ciertas vertientes ideológicas para posicionarse en la particular situación argentina.
De hecho, la metáfora del “helado caliente” se ajustaba perfectamente para describir la imposibilidad de cruces de determinadas corrientes de pensamiento. En el alegato de Pinti había un pedido desesperado de madurez que todavía está pendiente.
- “¿Qué Sergio, qué primo? ¿Qué mamá? ¿Pero qué tía? Acá no tenemos ninguna tía. Sergio... eh, ¿conocés a algún Sergio? ¡Mamá!”
Si bien Pinti no tuvo una filmografía tan potente como su trayectoria teatral, tuvo un papel de reparto en "Esperando la carroza" que es bastante recordado. En una película repleta de frases y secuencias que todavía hoy son citadas por el público, él también aportó un par de momentos que trascendieron el tiempo. Uno de ellos es una conversación telefónica totalmente absurda, donde el personaje de Pinti, un borracho empedernido, muestra su total desubicación espacio-temporal. Con su capacidad para adaptarse al tono grotesco que pedía el texto, el actor construía casi de la nada una situación que representaba a la perfección instancias de malentendidos y patetismo que todos hemos atravesado en algún momento.
- “Dios, es un aviso, no tomo más”.
Otro momento que roza lo icónico de "Esperando la carroza", otro pasaje donde Pinti captura lo humano para volverlo satírico. Su súbito pasaje de la borrachera despreocupada a la promesa ligeramente consciente nos recuerda que todos alguna vez hicimos juramente difíciles de cumplir. Y que el estado de ebriedad es una puerta de entrada a toda clase de comportamientos.
- “Sarajevo es menos peligroso que esto evidentemente, Vietnam es una fiesta de 15”
Con un puñado de palabras, Pinti describía a la Argentina como un país que, muchas veces, se siente como un territorio hostil, casi bélico. Un país que es también un cúmulo de sensaciones, todas negativas. La certeza, aún sin pruebas irrefutables, de que nunca se está a salvo, aunque siempre se puede reflexionar sobre eso con humor.
- “El humor es tomarse la vida en serio”
Con esta frase, dicha en una entrevista, Pinti reivindicaba su lugar de pertenencia, que era obviamente el de la comedia. Frente a los apologistas del drama y subestimadores de la comicidad, Pinti plantaba bandera a favor del poder transformador de la risa y lo bufonesco.
- “Pasan los mecenas, los censores, pasan hipócritas y moralistas, tiempos mejores, tiempos peores... quedan los artistas”
Con total consciencia de su rol, Pinti dejaba en claro que otras profesiones y roles -con sus considerables cuotas de poder- eran mucho más efímeros que el oficio artístico. Eso también implicaba una responsabilidad: el artista, para permanecer, tenía que leer con inteligencia su entorno. La vigencia de Pinti hasta su fallecimiento prueba que también fue exitoso en cumplir con esa responsabilidad.