“Reírse a carcajadas a mitad de la semana hace bien”, afirma la actriz Luciana Dulitzky, quien junto con Pablo Kusnetzoff y María Forni, protagonizan la comedia negra “Fe de vida”, todos los miércoles a las 21 horas en el Ñun Teatro Bar, del barrio porteño de Villa Crespo.
La obra, escrita por Rolando Ariel Pérez y dirigida por Raquel Albéñiz, transcurre en un comedor colorinche y almodovariano de una familia de clase media del conurbano bonaerense perfectamente ambientado por Alejandro Mateo. Allí, con una madre convaleciente que nunca aparecerá en escena, las hermanas Lili (Dulitzky) y María Marta (Forni) recibirán la visita de Danielito (Kusnetzoff) un viejo conocido de la infancia que llegará para cambiar la realidad de la casa. “El teatro es como una revelación de las relaciones humanas y en este caso hay un punto importante en la relación de dos hermanas con su madre grande”, reflexiona Kusnetzoff.
Utilizando al humor como vehículo, “Fe de vida” nos sumerge en un torbellino familiar con situaciones tensas y oscuras, que puestas en otro contexto podrían resultar abrumadoras. “Nos permitió tratar ciertos temas de una forma más digerible”, agrega el actor, director y mago. A lo largo de 55 minutos, quienes asistan al Ñun, podrán ver una obra con diálogos que por momentos remiten a Esperando La Carroza, acompañada de un ritmo vertiginoso y tejida por vínculos absurdos y delirantes gracias a personajes chiflados, que no están en sus cabales.
¿Por qué hay que ver Fe de vida?
Luciana: Porque somos una bomba explosiva de tres excelentes actores y actrices.
Pablo: Porque comprobamos miércoles a miércoles que la gente disfruta, se ríe muchísimo y a la salida nos agradece diciéndonos “ay, esto es lo que necesitaba”.
Muchos comentarios en Alternativa Teatral se refieren al clima que generan. ¿Son conscientes de esto?
Pablo: Por un lado creo que el clima es una de las cosas más importantes a conseguir en una obra. Por otro lado, es lo más inasible y lo más difícil de etiquetar. Creo que esto que destacás de los comentarios se debe a que hay mucho ritmo, personajes vulnerables abriendo su corazón, humanidad expuesta, mucho humor y espectadores que empatizan.
¿Por qué creen que a los actores dramáticos se los suele poner en otro escalón que a los que hacen comedia?
Luciana: Supongo que es porque la comedia antes estaba a cargo de actores populares, cuya formación era la calle, y en cambio los actores dramáticos tenían otro tipo de estudios, más académicos.
Pablo: En el cine también sucede eso, ¿no? Históricamente los Oscars se lo llevan los actores dramáticos, pero a la vez muchas personas del medio opinan que es más difícil hacer comedia que drama. Es un lindo tema para debatir.
¿Qué lugar ocupa el teatro off hoy en día en la escena porteña?
Luciana: La mayoría es off. Buenos Aires debe ser de las pocas ciudades en el mundo que tiene esta cantidad de trabajo actoral fuera del comercial, de gente que labura por amor al arte, porque son muy pocas las personas que generan ingresos sustanciosos en el teatro. En el resto del mundo es un misterio lo que se logra acá.
Pablo: Es espectacular la posibilidad de experimentación que genera que haya tanto teatro off. Una de las cosas más importantes que tiene es que uno, como espectador, puede tener al alcance de la mano grupos que están experimentando y explorando nuevos horizontes.
El cine y la música se inclinaron por las plataformas digitales ¿Cuál creen que fue el cambio más grande que sufrió el teatro con la explosión digital del último tiempo?
Pablo: Durante la pandemia hice teatro de forma virtual y te puedo afirmar que no le llega ni a los tobillos a la experiencia de hacer persona a persona. El ser humano quiere que le cuenten historias en vivo.
Luciana: Creo que el teatro rebrota siempre, no hay quien lo mate. Porque, sobre el resto de las artes, tiene la posibilidad de enfrentar la propia humanidad interpelada por otor ser humano que está ahí en vivo y en directo, que es único e irrepetible y que se completa con la presencia y la mirada del espectador.