En esta propuesta de cine y gastronomía creada por Morfilm, saboreamos la deliciosa pastelería que come la reina francesa según Sofia Coppola. Un sábado con torta, profiteroles y macarrones para disfrutar completamente un gran película.
Jules Winnfield prueba la Big Kahuna Burger en Tiempos Violentos y vos en tu sillón, te morís de ganas de abrir alguna app y pedir una hamburguesa a domicilio. Pero no va a ser igual y, seguramente, cuando llegue ya va a haber terminado la película. El crítico culinario Anton Ego degusta el ratatouille que lo devuelve a su infancia y pensás: “¿cómo será su sabor? ¿qué me hará sentir a mí?”. Buscás en los cajones algo dulce, porque no podés seguir indiferente después de los fastuosos banquetes que disfruta María Antonieta en El Palacio de Versalles. Stop. Pause. Next. Falta un botón para teletransportarte a comer con ellos. Pero tranquilo, Morfilm cumplió el sueño de muchos: comer lo que comen en las películas ¡al mismo tiempo que los protagonistas!
Con Zibilia vivimos la experiencia de ver María Antonieta de Sofía Coppola con el Box homónimo que nos llegó el sábado pasado. Después de acomodar todo en diferentes platos, nos dispusimos en el sillón para vivir la experiencia. El menú te informa en qué momento exacto tenés que comer cada delicia de Mutzi Pastelería para coincidir con el film.
En el minuto 33, Kirsten Dunst le ofrece macarons a Steve Coogan, y nosotros aceptamos uno riquísimo de vainilla y frutos rojos (todavía nos queda otro para el 56’). Después de casi una hora de película, la reina comparte un exorbitante desayuno con su esposo y -a pesar de la incomodidad de la situación- es nuestro momento para probar un profiterol de crema pastelera de vainilla, que -de tan parecido al de la pantalla- te hace olvidar la tensión que estás viviendo. María Antonieta era conocida por su despilfarro, en medio de una de sus fiestas de gula y consumismo -entre zapatos y sombreros de piel- un séquito de mozos trae varias tortas. Es hora de probar la vedette del envío: una mini cake de mousse de chocolate blanco con baño espejo y polvo de oro que debe ser la respuesta para quienes se preguntan “¿cómo será comer una nube?”.
Una película hecha para el deleite de los sentidos se convierte en un 360° cuando Morfilm la ayuda a conquistar el sabor. Después de las más de dos horas de película, hablamos con Zacarías -uno de los creadores de Morfilm- que nos contó cómo eligen los menúes, las películas y nos adelantó las novedades del ciclo.
Florencia y Zacarías empezaron con Morfilm en el festival Ciudad Emergente, recreando las tabletas de Charlie y la fábrica de chocolates y la torta que come Bruce en Matilda. “Nos gusta mucho el cine y comer. El proyecto surgió de estar viendo pelis y pensar ‘che qué hambre, qué ganas de comer eso, qué sabor tendrá’: es una idea medio fumona”, cuenta Zacarías.
La experiencia Morfilm consiste en elegir alguna de las películas disponibles (ahora están ofreciendo Buenos Muchachos, y van a sumar El viaje de Chihiro y Tiempos Violentos) y seleccionar el menú (generalmente hay tres opciones que varían en precio y productos). El fin de semana el pedido llega a tu casa con una guía que te indica el minuto exacto en el que tenés que comer para coincidir con los personajes. Sí, comés ziti con la famosa salsa de la prisión en la mesa familiar de Buenos muchachos. En algunos casos los platos están envasados al vacío para que los cocines y queden a punto, y en aquellos que no es necesario: ¡listo para servir!
“Hay un boom gastronómico en el mundo y nosotros creemos que las películas que se estrenan en el cine suelen ser tanques pochocleros donde no pasa mucho. A través de una propuesta gastronómica acercamos a un público masivo a un cine más de autor, con una mirada interesante”, explica Zacarías, quien armó la lista de películas en base a las que le habían llamado la atención (o dado hambre).
Antes de crear #MorfilmEnCasa, organizaban eventos en centros culturales. Empezaron en el Matienzo con Tiempos Violentos. La metodología era parecida pero solo entregaban una de las comidas, en ese caso la épica Big Kahuna Burger. O el strudel que recomienda un siniestro Christoph Waltz en Bastardos sin Gloria. “Ahora estamos haciendo experiencias más completas. Llenamos seis Matienzos con Bastardos sin Gloria. Pero ahora no la elegimos porque no podemos coordinar un delivery de tanta gente para llevar solo un strudel”, aclara sobre la nueva curaduría de films.
¿Cómo saben qué se está comiendo? ¿Qué delicias se esconden en el banquete real francés? Flor y Zaca eligen la película, la miran, la desglosan, hacen captura de los platos, arman un PowerPoint, tratan de descifrar qué comida es, en qué minuto aparece y lo charlan con un chef que pueda hacerles una devolución y propuesta de menú. “Intentamos ser lo más fieles posible a la película. A veces uno tiene que terminar de completar el círculo. En El Padrino no dicen que comen cannoli siciliano, pero ellos son de ahí. Buscamos qué rellenos tenían las tortas en 1780 para ofrecer María Antonieta. Nos manejamos con gente que es muy buena dentro de cada rubro”, narra sobre el fino trabajo de preparación.
Zaca -director creativo en una agencia de publicidad- y Flor -productora de eventos- priorizan películas que tengan algo que decir y cuya comida pierda lo menos posible siendo enviada en delivery. “Buscamos que no sea entretenimiento por entretenimiento. A mí Ratatouille me parece una gran película, la mejor sobre comida que se haya hecho: tiene una filosofía que bancamos mucho. El objetivo como proyecto cultural es, por ejemplo, lograr que a El Padrino la vuelva a ver un montón de gente y se anime mucha otra que no la vio. No mandamos comida ya hecha para que no pierda calidad al recalentarla. Ahora estamos resolviendo cómo mandar el 5 dollar milkshake de Pulp Fiction”, adelanta sobre el próximo estreno.
Pronto van a abrir una sección en su Instagram para que puedas recomendar una película que siempre te haya dado ganas de comer. ¿Te dio hambre? No te entretenemos más, andá a elegir tu menú.