Ya pasaron dos tercios de una de las exhibiciones de arte contemporáneo más importantes y disruptivas del planeta. Y la pregunta que se me impone urgente es: ¿Qué entendimos y qué aprendimos como espectadores en esta edición de Documenta? Queda claro que desde el planteo curatorial hay un evidente llamado de atención. Avancemos.
Llegué a Kassel por primera vez con muchas expectativas. Había viajado desde Madrid en auto para llegar hasta allí y, para ser sincero, me esperaba una serie de grandes pabellones repletos de incisivas instalaciones y piezas de arte conceptual dirigidos a especialistas en una ciudad alemana vibrante. Sin embargo, me encontré con otra cosa: el primer día me perdí entre cientos de turistas en estado de consumo y no pude encontrar, incluso con mapa en mano, los designados espacios artísticos. Kassel además no lucía para nada especial, otra aburrida ciudad alemana sin demasiado encanto.
Al día siguiente me alojó un ingeniero local que aceptó ser mi guía, y finalmente con él sí pude ver lo que en la jornada anterior se había mantenido oculto: la ciudad entera intervenida con obras site-specifc y grandes espacios expositivos donde parecía querer condensarse una idea, un concepto rector.
Pero ¿dónde estaba el ‘gran arte’, el ‘arte bello’? Todas las obras apuntaban a cuestiones sociales, económicas, políticas, ambientales. La belleza ocupaba un lugar secundario en cada pieza que veía y en cuanto me acercaba impaciente movido por un incipiente interés estético para tomar nota del nombre de algún artista, me encontraba con una extraña ausencia. Allí no operaba el típico culto al individuo, al artista genio y exitoso.
En su lugar, una y otra vez, la misma idea: lumbung. Base del concepto curatorial de "Ruangrupa", colectivo artístico proveniente de Indonesia y unánimemente elegidos para dirigir la decimoquinta edición. Se trata de un granero indonesio utilizado para almacenar el excedente de una cosecha de arroz antes de que la comunidad tome decisiones colectivas sobre cómo distribuirlo. Para crear un lumbung en Kassel, ruangrupa invitó a 14 colectivos de artistas de todo el mundo a presentar su trabajo.
Esos colectivos, a su vez, invitaron a más de 50 artistas y grupos individuales a unirse, y luego todos los artistas participantes se organizaron en 10 “mini-majelis”, o pequeños grupos de reunión, para garantizar que todos estuvieran incluidos en la planifcación del espectáculo.
Para ponernos en contexto: Documenta Kassel dura 100 días (18 de Junio al 25 de Septiembre) y, se entiende que, junto con la Bienal de Venecia, marcan el pulso de la escena artística internacional al mismo tiempo que operan de espejo de la sociedad en que vivimos. Al respecto hace unos días una amiga me dijo al teléfono: ‘En un mundo que se prende fuego sería una irresponsabilidad que Documenta se ocupara de mostrar solo de exhibir obras bellas’, y quizás tenga razón.
Si uno va a Kassel con la suficiente atención y supera la tensión inicial y el gran bostezo que puede surgir de enfrentarse al caótico estado de cosas que atraviesa nuestro mundo, probablemente se lleve a casa una experiencia de gran despertar. Esta Documenta sin lugar a dudas quiere generar consciencia a nivel colectivo e instalar en la agenda común problemáticas y discusiones de la más plena relevancia política.
Sobre el escándalo previo a la apertura que provocaron ciertas obras prefiero no pronunciarme. Sí nos invitó a reflexionar sobre la delgada frontera que separa los discursos de lo ‘políticamente correcto’ y la censura a la expresión artística. Entiendo que los medios masivos de comunicación y los sectores políticos se aprovechan de estos incidentes para su propio beneficio y distraen de los mensajes centrales que Documenta propone, lo cual es un reflejo de las dinámicas de poder que se activan a partir de dispositivos expositivos de gran envergadura ideológica e influencia global.
Por último y no menos importante, estas son las tres muestras que vale la pena investigar. La primera es "Project Art Works", un colectivo británico de artistas y productores que crea y comunica arte inspirado en enfoques radicales sobre neurodiversidad, derechos y representación. En múltiples espacios aparecen las contribuciones artísticas de este grupo que propuso para esta edición dibujos y pinturas de gran formato y llenos de pathos e intrigantes mapas conceptuales bajo el nombre ‘Cosmologies of Care’.
En segundo lugar, y como no podía ser de otra manera, "Taring Padi". De estilo militante y profundamente activista, este grupo indonesio fundado en 1998 fue la manzana de la discordia. A través de banners, posters y muñecos de cartón realizados a tamaño humano, crean un arte que funcione como catalizador de cambio. Uno puede estar a favor o en contra de los planteos ideológicos pero la calidad artística es a todas luces evidente.
Finalmente, "Atis Rezistans", un colectivo de artistas haitianos que exponen un conjunto de extraordinarias esculturas multimedia, pinturas, instalaciones e intervenciones varias en el templo San Kunigundis utilizando como tema central el sincretismo religioso entre catolicismo y vudú producido en clave contemporánea.
Si después de ver tanto arte, necesitas un descanso, no hay mejor lugar en toda la ciudad que los jardines del museo dedicado a los Hermanos Grimm, locales de Kassel. Con una excepcional muestra titulada "Grimmwelt", un café muy bien puesto y hasta una instalación de Ai Weiwei, este espacio es el bonus track ideal para cerrar nuestra aventura.