A pesar del predominio de las grandes cadenas de salas comerciales, como Cinépolis, Cinemark-Hoyts o Showcase, todavía se sostiene un circuito “alternativo”, integrado por cines que mantienen formas de exhibición y visionado más tradicionales. Y que ofrecen programaciones que escapan a lo habitual, integradas por ciclos dedicados a corrientes estéticas, temáticas y realizadores específicos, que no suelen estar en las cadenas dominantes. Por eso, en ZIBILIA comenzamos un pequeño repaso por esos refugios del cine que resisten desde una curaduría muy cuidadosa de lo que ofrecen a los espectadores.

Comenzamos con la Casa Nacional del Bicentenario, ubicada en Riobamba 985 a solo unas cuadras de la zona donde están asentadas las Facultades de Ciencias Económicas, Farmacia y Medicina de la UBA. Inaugurada en el 2010 como un espacio dedicado inicialmente a la historia argentina, a partir del 2016 comenzó una reconversión que la llevó a enfocarse en el arte contemporáneo argentino, muestras de fotografía, talleres y seminarios. Y también a ciclos de cine, con énfasis en la diversidad: el 2024 terminó con un fin de semana dedicado a la cinematografía peruana y el 2025 arrancó con exhibiciones al aire libre, en el patio de la Casa, de películas argentinas recientes, como Después de un buen día, de Néstor Frenkel, y La danza del impacto, de Camila Toker. En marzo, a cuarenta años de su partida, se recuerda a François Truffaut, uno de los cineastas franceses más emblemáticos, con una retrospectiva llevada adelante en colaboración con el Institut Français d'Argentine y la Embajada de Francia.

Seguimos con el Centro Cultural Recoleta, localizado en Junín 1930. Un espacio emblemático, asociado de forma irreversible al barrio que le da nombre a tal punto que es llamado “el Recoleta” por el público que lo visita, que alcanza la nada despreciable cifra de medio millón de personas al año. Desde comienzos de la década del ochenta, en su predio de 17 mil metros cuadrados interactúan las artes audiovisuales, las escénicas, la literatura, la música y las danzas urbanas, a través de exhibiciones, muestras, festivales, un centro de investigación, publicaciones y una residencia para artistas. Entre los eventos culturales que alberga cada año, está el Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI), pero también una multiplicidad de ciclos cinematográficos, como la que presentaron en marzo, aprovechando el Mes de la Mujer, con un compilado de películas de Hollywood dirigidas por mujeres y otro donde los protagónicos son femeninos. Este último está integrado por una buena cantidad de films inéditos y fue armado en colaboración con las embajadas de Alemania, Australia, Bélgica, Chile, Irlanda, Nueva Zelanda, Reino Unido y Suecia, y del Goethe-Institut Buenos Aires.

Luego tenemos el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, al que todos conocen simplemente como el Malba, un espacio que desde el 2001 viene cumpliendo consistentemente con su misión de desplegar un espacio de encuentro entre el público y el arte latinoamericano, aunque sin restringirse a lo que puedan aportar expresiones culturales de otras latitudes. Situado en Avenida Presidente Figueroa Alcorta 3415, ha sido también sede del BAFICI en varias ediciones y supo convertirse en un refugio emblemático del cine argentino más independiente, aportando su excelente sala para muchos lanzamientos comerciales.

Allí, por ejemplo, se proyectó durante varios meses Historias extraordinarias, el film de más de cuatro horas de Mariano Llinás. Actualmente, exhibe las más recientes películas de Llinas y Albertina Carri, Popular tradición de esta tierra y Caigan las rosas blancas, respectivamente. Asimismo, a propósito de los 130 años del nacimiento del gran Buster Keaton, en marzo presentó un ciclo dedicado a lo mejor de su obra, incluyendo siete programas de cortos y clásicos como Sherlock Jr. y El maquinista de la General, con acompañamiento de música en vivo por la National Film Chamber Orchestra, coordinada y dirigida Fernando Kabusacki.

Finalizamos (por ahora) con un espacio ubicado por fuera de la Ciudad de Buenos Aires: se trata del Cine York, localizado en Juan Bautista Alberdi 895, en Olivos. Su edificio tiene una larga y rica historia: allí funcionó la “Sociedad Cosmopolita de Socorros Mutuos”, que en febrero de 1910 adquirió una máquina cinematográfica e inauguró su propia sala, conocida como “Select”, que en la década del treinta empezó a funcionar regularmente como cine. En 1993, el Consejo Deliberante de Vicente López autorizó la adquisición del inmueble para que funcione como Sala Municipal de Espectáculos. En 1994 se incorporó al Patrimonio Municipal, en 1996 fue declarado “Monumento Histórico Municipal” y el 21 de septiembre del 2000, después de diversas obras de remodelación, reabrió sus puertas como el Cine Teatro York.

Su sala principal fue designada “Juan Carlos Altavista”, en homenaje al artista y vecino del barrio, convirtiéndose en un espacio dedicado a la música, el teatro y el cine, entre otras expresiones. Ha establecido una fluida sinergia con la usina audiovisual Lumiton (que también posee su propia plataforma online), que tiene allí una de las sedes de su programa “Vecine Vecine”, que busca revitalizar el concepto del cine de barrio como espacio comunitario. Este año tambien vuelve el ciclo “Miradas Argentinas”, que recorre nuestra historia reciente a través de diversas películas.