Llegan las fiestas y todo gira alrededor de los encuentros y la comida, algo que nos conecta y marca los momentos más especiales de la vida. El mundo del arte no se queda atrás, haciendo de la representación de la comida uno de sus tópicos más importantes, costumbre que aún persiste. En esta nota te mostramos la obra de cinco artistas que despiertan el apetito de multitudes.
Uno de los primeros relatos legendarios en relación a las artes visuales estuvo estrechamente vinculado con un alimento: las uvas. Cuenta el naturalista Plinio el Viejo, que en el siglo V a.C. dos artistas resaltaban sobre el resto: Zeuxis y Parrasio, quienes realizaron un concurso para determinar quién era el mejor de ambos.
La pintura de Zeuxis representaba un plato de uvas tan perfectas y tentadoras que los pájaros se acercaron a intentar comerlas, creyéndolas verdaderas. Luego Zeuxis le pide a Parrasio que corra la cortina que tapaba su pintura para poder verla, para descubrir entonces que la cortina era la obra y cuyo hiperrealismo supremo lo consagró como el vencedor.
El bodegón y las naturalezas muertas se convirtieron en dos de los géneros más tradicionales y los pintores exhibían su talento para los detalles, extasiando al público con los efectos logrados en los reflejos de los vidrios de las copas, los brillos de las fuentes de metal, las texturas de las frutas y vegetales o la calidez crocante del pan recién horneado.
Como uno de los mayores placeres en la vida, la comida sigue siendo una temática fundamental, siempre presente en exposiciones y obras de arte a lo largo de todo el mundo.
Andrea Animates
Andrea Love es una animadora y directora independiente estadounidense. Se especializó en producción de video y estudios cinematográficos y trabaja como directora para spots publicitarios, documentales y cortometrajes. Como animadora autodidacta, se dedica a realizar stop motions con lana de fieltro. Con sus recetas y preparaciones culinarias se volvió furor en Instagram, donde comparte sus obras.
En estos videos realiza pequeños clips animados en los que cocina diversos platos paso a paso, desde spaghettis, tortas decoradas, desayunos completos con huevos fritos, pancakes y pizzas. Andrea trabaja en el sótano de su casa, donde crea todo tipo de escenarios y utensilios que cobran vida generando la ilusión de movimiento a través de un gran número de fotogramas que componen el resultado final.
Gabriel Baggio
¿Qué pasaría si fueramos a una inauguración y nos encontráramos que el evento es la elaboración de un plato que degustaremos? Este tipo de performances culinarias han sido ampliamente abarcada por el artista argentino Gabriel Baggio, quien en muchas de sus exposiciones aprende a realizar oficios que aplica en futuras obras y la cocina es una de ellas.
La primera de estas performances se llevó a cabo en 2002, donde realizó “Sopa”. Allí cocinó junto a su madre y su abuela materna un caldo del acervo de recetas familiares transmitidas oralmente de madres a hijas. Cada uno contaba con una mesa y todos los ingredientes necesarios para realizar el plato y luego repartirlo entre los visitantes para que descubran las diferentes interpretaciones de receta idéntica.
Con esta metodología y acompañado de cocineros de distintas culturas, aprendió a realizar diferentes recetas, como “Picante de pollo” (Malba), “Bollitos pelones” (Centro de Arte Lía Bermúdez, Maracaibo), “Fideos de espinaca con estofado” (Córdoba) o “Chocolate caliente con kujelles”.
En relación a esta serie de trabajos, Baggio menciona: “Encuentro allí dos pilares fundamentales que atraviesan mis procesos de creación: lo colaborativo como evento artístico y la idea de imperfección como resistencia a los mandatos. La rebelión amorosa ante “lo dado” para la concreción de los propios deseos y en consecuencia, el movimiento hacia la concreción de los deseos colectivos.”
Wayne Thiebaud.
Si hay obras que nos llenan de deseo y antojos con sólo verlas, son las del artista californiano Wayne Thiebaud. Nacido en 1920, Wayne comenzó su carrera como dibujante trabajando en los estudios de Walt Disney. Más tarde viajó a Nueva York, donde conoció a artistas como Robert Rauschenberg y Jasper Johns. Desde los inicios estuvo asociado al Pop Art por su tratamiento del color y las temáticas abordadas. Sin embargo Thiebaud siempre tomó distancia de las etiquetas y desarrolló una carrera al margen de las tendencias.
La serie de obras que lo hizo reconocido está centrada en todo tipo de postres y platos dulces. Pasteles, muffins, tartas, bombones y caramelos hacen su aparición en estas pinturas, a través de unas texturas que permiten casi saborear esas cremas dulces de su repertorio iconográfico. Resaltan sobre fondos generalmente monocromos de lienzo crudo, que dejan el protagonismo absoluto a las comidas seleccionadas.
Camila Valdez
En el plano local, Camila Valdez toma el tema de los postres y helados con una dosis de antropomorfización, ya que sus obras poseen piernas o brazos que parecen darles vida. Sus tamaños son muy variables, desde las dimensiones reales de los postres representados hasta la escala humana, con extremidades que salen de ellos.
Estas esculturas fusionan lo dulce con lo erótico y sexy. Si el cacao se compone de más de 300 químicos naturales que liberan neurotransmisores como dopamina, norepinefrina y oxitocina, encargados de provocar sensaciones de placer y bienestar, las “bombonitas” de Valdez unen todos estos factores.
Daniel Spoerri.
Y llegó el fin de fiesta. La comida terminó, los invitados se fueron y los restos quedaron sobre la mesa. Hasta que llegó Daniel Spoerri para construir una instantánea escultórica de ese momento y no dejarlo pasar.
Spoerri es un artista suizo que se convirtió en una de las figuras centrales del arte de posguerra europeo a través de sus snare-pictures, un tipo de ensamblaje en los que arma mesas reales con los restos que quedan de cenas o desayunos, incluidos platos, cubiertos, vasos y servilletas. La particularidad de estas piezas es que las mesas no van sobre el piso, sino que las cuelga de forma vertical en la pared.
Las performances vinculadas al acto de comer, la vajilla y la elaboración de la comida fueron temas predominantes en su obra. En 1968 inauguró el Restaurante Spoerri en Düsseldorf, iniciando una serie de banquetes, exposiciones, proyectos artísticos y gastronómicos.