La feria de arte más importante del país se realiza por primera vez online. Hablamos con los responsables de tres galerías (El Gran Vidrio, Del Infinito y Calvaresi) sobre cómo los afecta esta nueva coyuntura y cómo imaginan lo que se viene.
Al igual que el resto de los eventos programados para estos tiempos, arteBA tampoco pudo abrir sus puertas como lo ha hecho durante los últimos veintinueve años. En su lugar optaron por crear una propuesta online en asociación con la plataforma Artsy, que si bien no busca ser un reemplazo de la feria original, se ofrece como herramienta para acompañar la coyuntura actual.
En su primer día las autoridades de arteBA informaron que la página había recibido 30.000 visitas, lo que puede percibirse como un buen comienzo, teniendo en cuenta que en general la feria es visitada por unas 100.000 personas a lo largo de 4 días, a pesar de que las ventas no se acercaron al promedio anual.
Para entender el impacto de este nuevo panorama hablamos con tres galeristas para conocer sus estrategias, visiones y aprender cómo afectará al mercado local; si podemos hablar de una oportunidad para democratizar la escena del arte y si los coleccionistas y compradores argentinos han asumido el desafío de adquirir obra sin estar frente a ella.
Catalina Urtubey, directora de El Gran Vidrio de Córdoba, uno de los proyectos nacionales más prometedores, explica: "Idealmente, uno pretende tener cierto contacto directo con la obra, sobre todo cuando se trata de propuestas con artistas jóvenes o consagrados que presentan piezas inéditas. Sin embargo entiendo que en este momento eso se ha vuelto un privilegio absurdo y ante este panorama es bueno dar nuevas oportunidades de acceso".
La galerista se mantiene optimista frente al hecho de que están trabajando con una plataforma diseñada para que las obras puedan apreciarse en las mejores condiciones y que tanto Artsy como arteBA son medios responsables e influyentes que pueden generar más herramientas para que esto funcione. Destaca también el enorme esfuerzo que están llevando a cabo las galerías. Sin embargo advierte que "trabajar en redes, tanto para artistas como para gestores y promotores demanda mucho y esperamos que la retribución tenga un impacto en ventas porque aunque nunca está demás la publicidad estamos ante un panorama institucional realmente crítico".
Julián Mizrahi es co-director de Del Infinito, una de las pocas galerías que ha estado presente en la feria desde los primeros años de manera consecutiva. Basándose en su experiencia durante otras crisis sostiene que "no debemos olvidar que el arte es un bien de lujo que durante los momentos más críticos, en general, no termina resintiéndose, ya que un gran porcentaje de los compradores no están afectados económicamente. Las peores crisis han traído también las mayores ventas y eso no es casualidad”. Sin embargo asegura que es la primera vez que ve una recesión tan grande.
Con respecto al "factor vivencial" al momento de comprar arte, sostiene que es fundamental estar atentos a la reacción que tendrá el público durante estas semanas ya que la mayoría de las personas quieren vivir la experiencia de visitar los stands, ver opciones, hablar con los galeristas. "Es todo parte del encanto, así que eso necesariamente impacta. Es pretencioso esperar que el coleccionista o comprador entre, mire y adquiera. Se puede dar pero no en la mayoría de los casos", explica.
Mizrahi alienta a las galerías a percibir este presente como una oportunidad para reorganizarse y replantear varias cuestiones. “En este mundo donde surge tanto la creatividad – expresa - es necesario que se genere una ruptura al momento de pensar en el vuelco digital que no tiene que ver ni con las páginas online, ni las redes sociales, sino que debe ser algo totalmente nuevo. Como en su oportunidad aparecieron las ferias de arte, de la misma forma debe haber una reconversión, algo que todavía no estamos viendo y que va a llevar tiempo comprender”.
En el caso de la galería Calvaresi, se trata de su primera participación en una feria de arte. Su director Guido Calvaresi explica que las nuevas condiciones están muy lejos de lo que habían imaginado, ya que si bien suelen trabajar con coleccionistas tanto extranjeros como nacionales no creen que vayan a materializarse muchas ventas. "Sentimos que se perdió la posibilidad de vender obra a gente que no nos conocía ya que somos un proyecto nuevo, a aquellas personas que sólo compran durante las ferias y ni hablar de la enorme oportunidad de recibir la visita de directivos de Instituciones y Museos para que se familiaricen con el trabajo de nuestros artistas", declara.
Al igual que muchas otras galerías mantienen una relación muy respetuosa con sus clientes, según cuenta: "Si bien a todos les mandamos nuestra propuesta somos cautelosos y esperamos que ellos se acerquen. En algunos casos los compradores ya habían visto las obras y puede ser que se animen a comprarlas pero en otros, en especial con artistas nuevos o desconocidos, tener una primera aproximación a través de una foto no es lo mismo".
Aún así desde la galería se mantienen activos en la promoción no sólo de la plataforma sino de la muestra de Paola Vega que tampoco pudo ser inaugurada. "No queremos que nos pierdan de vista pero creemos que la feria deberá hacerse en algún momento para poder explotar al máximo el trabajo realizado", dice.
Por último le preguntamos a Catalina de El Gran Vidrio si será posible atraer a nuevos compradores y si a la larga se podrá lograr un cambio de paradigma con respecto a cómo se consume, percibe y adquiere el arte en nuestro país: "Esperemos que sí. El coleccionismo argentino y el esfuerzo desmedido de artistas y galerías no va a cesar pero es tiempo de que aparezcan nuevos actores. Las ventas realizadas hasta ahora son un apoyo muy significativo de personas que conocen el trabajo que hacemos y esperamos que se sumen más. Sin embargo el mercado nacional necesita repensar estrategias para la descentralización de sus ingresos. Las artes visuales deben ser consideradas con mayor seriedad y hace falta que se sigan generando políticas públicas para mejorar las condiciones. Es un trabajo colectivo entender la importancia de la circulación de los discursos y bienes culturales, desarrollar herramientas que profesionalicen el rubro y aprender a comunicar de manera contundente para generar impacto y alcance en nuevas audiencias".