La señorita Julia está sola y niega su abatimiento tras la ruptura de su compromiso matrimonial. Es la noche de San Juan. El viejo conde, su padre, la deja en la finca en compañía de los criados, con los que baila y bebe. Durante la fiesta, Julia se procura la compañía de Juan, uno de los sirvientes, y lo seduce haciendo gala de su temple y belleza. El diálogo alude tibiamente a la lucha de clases y habría podido dar lugar a un panfleto que exhortase a la unión de los proletarios del mundo. Pero Strindberg no se deja ganar por esa tentación; construye un drama donde los personajes se subordinan a un mecanismo del que luego no sabrán escaparse. La sociedad les ha creado necesidades y sólo les ha proporcionado una satisfacción parcial. Julia es una metáfora de los instintos primarios que exigen ser satisfechos de manera ciega e inconsciente. Juan, en cambio, transforma sus instintos en conductas útiles. Las normas con las que se han formado desde la infancia, frenan el instinto de vida en pos de la afirmación de la moral establecida. Por eso el criado odia a sus amos, pero ansía ser como ellos. No detesta el orden social establecido, sino el lugar que a él le ha tocado en la estructura. Pero durante aquella noche mágica ocurre la subversión de roles. Julia comenzará a temer y a auto refugiarse, mientras que Juan sacará para afuera toda su voracidad sin medir las consecuencias.
Autor: August Strindberg // Actores: Paula Colombo, Josefina Vitón, Gustavo Pardi // Dirección: Marcelo Velázquez // Versión: Enrique Papatino //