“Es un álbum que me permitió llegar a nuevos lugares, en donde además de la música, pude dejar plasmado lo que siento, lo que verdaderamente me mueve” reconoce el músico Tomás Fares sentado en una mesa en el Bar Conde, un histórico café de Colegiales, en una postal casi idéntica a la foto de su último trabajo en estudio “El extraño”.
Luego de varios años de trayectoria, en el mundo del jazz y como sesionista de artistas de la talla de Pedro Aznar o Nahuel Pennisi, el trenquelauquense decidió darle rumbo a su carrera solista. En 2014 lanzó Refugio, un disco influenciado por el jazz; luego fue el turno de Templanza (2019), en donde por primera vez aparecen sus canciones con letra y en octubre de 2024 después de varios viajes por el mundo y escenarios recorridos, fue el turno para su obra más personal, El Extraño. “Me gusta pensar a la música de este disco como algo que genera movimiento, una nueva manera de decir las cosas valorando y homenajeando de corazón a la música que me curtió desde siempre”.
En su tercer disco de estudio, Fares dejó de lado el piano, instrumento que lo llevó a tocar como sesionista en importantes escenarios y le dio un nombre en la escena actual del jazz y empezó a componer sus canciones con una guitarra y a ponerle voz a vivencias e historias que lo acompañaron a lo largo de su vida. Canciones que vivían en él pero que no estaban saliendo a la luz. “Me di cuenta que tenía que dejar de luchar con ser una sola cosa y verme un poco más desde afuera como un artista”, afirma el músico.
Su último trabajo discográfico se gestó en gran parte durante el confinamiento en Trenque Lauquen, ciudad donde vivió durante su infancia y adolescencia, y terminó de pulirse y materializarse en Buenos Aires. “Reconozco que es un disco que no va a ser digerido fácilmente, no es música industrial ni comercial, pero está hecha con toda la fineza y el cariño que siento por ella” se sinceriza. Para terminar de darle forma a sus canciones, Fares reunió a distintos prestigiosos músicos de la escena actual como Guille Salort, Francisco Alduncin, Julian Gallo, Damien Poots, Tomás Sainz y Sergio Wagner entre otros.
“El amor por la música de mi viejos fue una de mis mayores inspiraciones, mi mamá hizo la carrera de piano clásico y después se dedicó a enseñar música y canto. Es alguien a quién siempre escucho a la hora de buscar una opinión. De mi papá heredé la pasión por los discos y recuerdo verlo sentado en un sillón de casa lagrimeando de emoción mientras escuchábamos vinilos de Charly y Spinetta” reconoce.
El extraño es un disco ecléctico comandado por el pulso del pop y el rock nacional, con canciones spinetteanas como Para llegar a vos, o algunas más rockandroleras como Vos igual, todas bajo la impronta y la autenticidad de Fares y un equipo de músicos de alto calibre. “Podría nombrar muchos artistas que me influenciaron, pero siempre vuelvo a las bases: Spinetta, Charly, Cerati y Fito”, reconoce el músico.
¿Qué pensás que le aporta a la escena actual El extraño?
Siento que es una nueva manera de decir las cosas valorando y haciendo homenaje de corazón a la música que me curtió. No es un tributo a Spinetta, Charly o Fito sino más bien un disco que está creado bajo la inspiración de estos artistas, que es totalmente diferente. Creo que El Extraño tiene esa riqueza. Hoy día veo que la música de estos artistas está dando vueltas en la escena pero en un modo más de homenaje o imitación y no tanto desde o la búsqueda de un lenguaje propio.
¿Es tu disco más personal?
Sin dudas. Es lo más personal que hice hasta el momento. Pude imprimir vivencias, no solamente musicales y emocionales, eso ya lo venía plasmando un poco en la música instrumental, pero acá dejé que la música sea lo que tuviera que ser.
¿Mientras lo estabas gestando eras consciente que iba a ser un disco ecléctico?
No lo esperaba ni lo planeaba. Empecé a sacar canciones y a familiarizarme con esos temas que me gustabany encontrar eso que tiene la guitarra que es tan cancionero. Eso me inspiró mucho y me hizo buscar un camino sin prejuicios ni reprendas. Fue muy lindo el proceso de ver qué había en cada tema sin tratar de transformar u homogeneizar nada. Hay mucha diversidad de géneros y emociones de diferentes mundos musicales, y eso me gusta mucho. Que sea un viaje emocional.
¿Cómo crees que la gente lo está recibiendo? ¿Te importa eso o una vez que ya lo publicaste, ya está?
Siento que recién salió y que todavía no tiene la prensa suficiente. También me falta tocarlo en vivo. Esta música tiene mucho potencial y poder de alcance. Sin dudas es un trabajo que hace un quiebre en mi música ya que por primera vez salgo por completo del mundo del jazz y entro en la canción. Es un disco que rompe moldes en mi manera de pensar la música. Volviendo a la pregunta, todavía no tengo muy en claro a cuánta gente le está llegando pero las devoluciones que tuve fueron muy lindas y me hicieron confirmar que el camino que tomé era el correcto. Me importa la repercusión y al mismo tiempo nada de lo que haga en la música lo hago para que sea bien recibido.
¿Qué pasó en tu vida artística en los 5 años que separan a tu disco Templanza y a El Extraño?
Fueron muy movilizantes porque con Templanza, que saqué en el 2019, venía de ensayar todo un año y de tocar con el grupo. Despues de hacer la presentación del disco, dejé mi departamento en Buenos Aires, me fui de viaje unos meses a Europa por primera vez, trabajé en cruceros tocando y volví en la pandemia a la casa de mi infancia en Trenque Lauquen, donde me compré la guitarra y tuve un reset de muchas cosas de mi vida. Entre mates, caminatas, familia, viejos amigos y reflexiones empecé a componer y a escribir para darme cuenta que empezaban a aparecer reflexiones y pensamientos que me gustaban pero que no sabía adónde podían ir a parar pero que resultaron ser el disparador de todas esas nuevas canciones que fueron las primeras semillas de El Extraño.
¿Qué proyectos tenés para este año 2025? ¿Vas a salir a tocarlo en vivo?
Tengo muchas ganas de salir a tocar, creo que eso me va a poner en movimiento y me va a ayudar a que vengan más cosas. Para mí tocar es la razón de todo, lo que hace que tenga sentido hacer música. Tambien quiero mostrar mi música en Chile y México para ver que pasa con el público de otros lados.
¿Qué importancia le das a las playlists, a los festivales, a las escuchas y a todo lo que dicta la industria musical actual?
Le presto atención y al mismo tiempo, por haber tocado en distintos grupos, fui viendo como hay algo de amiguísmo, querer formar parte de nichos para que salgan fechas y festivales, colaboraciones, y no es algo de lo que me sienta muy parte sino que disfruto mucho hacer música con amigos y gente que comparto. Siento que a veces en las relaciones públicas se pierde la frescura de lo simple, de hacer lo que te sale y no lo que conviene y que estamos viviendo un momento raro de la industria, donde hay mucha gente con cosas pobres pero exitosas mientras que las cosas más elaboradas, pulidas y dedicadas quedan en segundo plano. No me gusta seguir ningún standard de la industria ni pensar solo en estrategias pero entiendo que hay que hacerse ver porque hay tanta polución de cosas que uno puede quedar perdido entre tanta oferta.
¿Cuál es tu canción favorita del disco y por qué?
A todas les tengo un gran cariño, pero El Extraño fue la primera a la que le dediqué toda la energía y atención. Fue la canción que me mostró que algo de lo que venía imaginando podía pasar. Tiene mucha carga emocional que está muy desplegada en el bandoneón y en esa melodía del final que está inspirada en el bienestar que me generaba escuchar la coda de Flaca de Calamaro, un espacio en la canción donde podías repasar la situación, sanar y flotar un rato, en ese mood melancólico pero esperanzador de que todo pasa.