“Esas hadas que echan bendiciones y maldiciones en la cuna del niño que nace, hubo una que decidió que yo podía ser músico pero hubo otra que decidió que jamás sería capaz de manejar un instrumento musical con alguna eficacia y además carecería de la capacidad que tiene el músico para pensar melodías y crear armonías”, escribió Julio Cortázar (1914-1984).
A diferencia de sus contemporáneos Jorge Luis Borges y Mario Vargas Llosa, la música para el autor de Rayuela era fundamental, no sólo en cómo escribía con esa prosa musical sino que también era una presencia frecuente en sus textos, en sus testimonios y en sus clases (En 1989 dictó un curso de literatura en la Universidad de Berkeley). A 40 años de su muerte destacamos a algunos músicos que lo influenciaron a lo largo de su carrera.
Charlie Parker
Cortázar encontró en la innovadora y revolucionaria música de Charlie Parker una fuente de inspiración para su obra literaria. El autor llegó a escribir varios cuentos y ensayos en los que mencionaba la genialidad y el impacto de la música de Parker en su vida y en su escritura.
El perseguidor es uno de los homenajes más importantes que se le hayan hecho a Parker. En esta ficción, el escritor relata a la perfección con un ritmo único el jazz, las noches insomnes y el París de los años 50. Cortazar llegó a afirmar que Parker había influido en su propia escritura rompiendo estructuras narrativas convencionales.
Margarita Fernández
Margarita Fernández fue amiga y música admirada de Cortázar. Ambos artistas se conocieron a mediados de la década de 1950 en París. El escritor quedó fascinado por el talento musical de Fernández y por su particular forma de interpretar la música de compositores como Chopin, Schumann o Debussy. Solía asistir a muchos de sus conciertos y recitales en pequeños cafés y salas de la capital francesa.
Esta fascinación por la pianista se reflejó en numerosos cuentos y relatos de Cortázar, donde aparece como personaje o es mencionada de forma velada. En libros como Final del juego o Todos los fuegos el fuego, la figura de una pianista enigmática es clave para desarrollar la trama. Fernández también inspiró el cuento "La isla a mediodía", donde una intérprete musical de gran talento es fundamental en la historia. En su cuento Un tal Lucas, escribió: “"Las desmesuradas manos de Alexander Brailovsky, las pequeñitas de Clara Haskil, esa manera de escucharse a sí misma de Margarita Fernández, la espléndida irrupción de Friedrich Gulda en los hábitos porteños del cuarenta?" De este modo, la pianista que enamoró a Cortázar con su arte acabó siendo una musa que lo influenció poderosamente en su etapa más prolífica como escritor.
Carlos Gardel
Carlos Gardel fue una figura clave en la vida y obra de Julio Cortázar, quien creció escuchando los tangos interpretados por el legendario cantante rioplatense y se sintió profundamente atraído por su estilo melancólico. Los tangos de Gardel reflejaban una nostalgia por el pasado y por la vida del barrio que resonó fuertemente en Cortázar. “Cuando pongo un disco de Gardel estoy viendo el patio de mi casa, toda mi familia; ese disco hace pasar imágenes, figuras”, contó en una entrevista. Su música probablemente influyó en la tendencia del escritor a explorar temas como el exilio y la añoranza.
Cortázar también admiró la forma en que Gardel logró popularizar el tango más allá de las fronteras de Argentina y Uruguay. Gracias a sus presentaciones y grabaciones, el cantante llevó este género a audiencias de todo el mundo. De una manera similar, Cortázar buscó en su obra literaria cruzar barreras culturales e influir en lectores de distintas partes del globo. La ambición internacionalista de ambas figuras probablemente contribuyó a crear un sentimiento de afinidad entre ellas.
Louis Amstrong
El legendario trompetista Louis Amstrong es otro de los músicos de jazz que debe ser mencionado. A pesar de provenir de mundos artísticos diferentes, el jazz y la literatura, ambos compartían una pasión por la experimentación y la búsqueda de nuevas formas de expresión.
Uno de los aspectos en los que más se nota la influencia de Amstrong es en su afán por romper con las convenciones literarias y narrativas de la época. Al igual que el "rey del scat" revolucionó el jazz con su particular forma de improvisar, Cortázar buscaba nuevas estructuras para sus relatos, desafiando la linealidad de la trama y jugando con elementos del surrealismo.
Esto se evidencia en obras como Rayuela, donde la experimentación está en su máxima expresión. El espíritu vanguardista de Amstrong caló hondo en Cortázar. “El jazz tuvo gran influencia en mí (…) el fluir de la invención permanente me pareció una lección para la escritura, para darle libertad” contó alguna vez.