Hoy se estrena en el Cine Gaumont Continuará..., documental dirigido por Fermín Rivera y Emiliano Penelas, que aborda un suceso trascendental para el arte cinematográfico: la posible desaparición del fílmico. El film (que en las próximas semanas llegará también a cines de El Palomar, Tandil, Rosario y Villa Urquiza) indaga en la batalla cuesta arriba de los defensores de lo analógico contra el abrumador dominio de los formatos digitales. ZIBILIA entrevistó a los realizadores, que se explayaron sobre el formato narrativo que utiliza la película, las dificultades que enfrenta la conservación del cine argentino y las expectativas de cara al estreno, entre otros temas.
¿Cómo surge la idea del proyecto, de abordar este tema del fílmico y su colisión con la actualidad digital?
Fermín Rivera: con Emiliano hace muchos años que venimos trabajando juntos y en torno a lo fílmico. En el momento en que Kodak deja de producir, que cerraban cines y se dejaban de hacer proyectores, me agarró una sensación entre nostálgica e indignación, porque la industria festejaba que se bajaban costos y que todo iba a ser supuestamente más fácil. Ahí comenzamos a investigar y descubrir que el digital tenía muchas desventajas por la obsolescencia programada y, fundamentalmente el tema de la preservación. Ese fue el punto de partida para el proyecto.
Emiliano Penelas: a mí me gusta coleccionar películas en fílmico que proyecto en algunos cineclubes y que en cierto momento pasó a ser la estrella, porque incluso el proyector tiene un encanto particular, a mucha gente le gusta lo que hay alrededor de estas proyecciones. Esa fue una motivación personal importante.
El documental apela a una gran diversidad de entrevistas combinadas con una voz narrativa autorreferencial a cargo de Emiliano. ¿Cómo pensaron ese formato y cómo consiguieron acceder a los entrevistados?
Rivera: La idea original no involucraba la primera persona de Emiliano. Teníamos mucho material, porque fueron años de estar siguiendo este proyecto. En el medio cambiaron algunas cosas, un poco para bien, porque empezó a haber nueva producción de fílmico por parte de Kodak y varios tanques de Hollywood se siguen rodando así. Con la cantidad de material disponible y la dificultad para encontrar un hilo narrativo, se me ocurrió que la persona indicada para establecer los nexos entre los temas, solidificando la estructura, era Emiliano, no solo porque es el codirector sino porque es coleccionista, cineclubista y tiene contactos con mucha gente, incluso del exterior.
Penelas: teníamos material muy rico, entrevistas potentes, de gente importante que decían cosas muy buenas. No le encontrábamos la vuelta a la estructura, hasta que un día Fermín me dice "tenés que estar vos". Al principio me sorprendió pero después de pensarlo llegué a la conclusión de que servía para aclarar la estructura. En cuanto a los entrevistados, hay gente a la cual tratamos de forma habitual por lo que hacemos. En cuanto a los invitados del exterior, fue fruto de una casualidad muy linda, la cual cuento en la película: había comprado un cortometraje de 16 mm de Chaplin y sobre el final había adosado un corto de Max Linder (NdeR: actor y cómico francés de la época del cine mudo). Lo proyecté en casa y subo un par de fotos a mis redes. Por eso que me escribieron del Museo de Cine de Ámsterdam preguntándome de dónde había sacado el corto porque estaba perdido y piden datos del código del negativo. A partir de esa información, pudo determinar que ese era el corto y dado que iba a viajar para esas fechas a Ámsterdam, le pregunté si podía conocer el Museo. Terminé hablando con el director. También me vincularon con otros entrevistados, como Serge Bromberg, que restauró Viaje a la Luna de Georges Méliès.
En su recorrido de entrevistados, ¿se encontraron con alguien que enunciara argumentos a favor del digital más allá del ahorro de costos?
Penela: La película se hace cargo de las ventajas que tienen ambos mundos. Por ejemplo, Sol Colombo, que es laboratorista, menciona que hay muchos chicos que están filmando gracias a los formatos digitales. Incluso Fernando Martín Peña, el principal coleccionista de fílmico en la Argentina, señala que el digital permite que se pueda acceder a toda la historia del cine, lo cual no quita que hay que buscar la forma de garantizar que podamos ver las películas en los formatos con que fueron creadas, porque eso es lo que asegura su preservación.
Ahora bien, el proceso ustedes cuentan en la película que se dio con el corto de Max Linder, de identificación a través de un código que es casi como un DNI, ¿Podría darse con el digital?
Rivera: Es más difícil. Ahí es donde aparece también algo característico del fílmico que es la materialidad, lo tangible. Vos podés ver el negativo y ya sabés en qué condiciones estuvo, cómo fue revelado y trabajado. Esas películas te devuelven una historia personal que el digital, que es mucho más hermético.
¿Qué desafíos enfrenta la conservación del fílmico?
En lo que respecta a ese tema, en la Argentina estamos menos diez. Debe existir la voluntad política del Estado para que eso suceda y se sistematice. El fílmico requiere que se conserve a una determinada temperatura, libres de humedad, con revisión del material cada cierto tiempo. No es tanto, pero se necesita gente idónea para implementarlo. Si eso no sucede, pueden pasar cosas como el "síndrome vinagre", por el olor que despide el material, que termina dañando la copia.
Nosotros, más allá de la coyuntura específica, tenemos un problema endémico con la conservación de películas, porque hay buena parte del cine argentino que ha desaparecido por completo. ¿A qué creen que se debe esa dificultad o desinterés para conservar la historia del cine nacional?
Rivera: Hay una triste tradición, una concepción de los productores de ir detrás de la zanahoria, de ir a la siguiente película y no pensar las condiciones en las que quedó la que acaban de hacer. Incluso en el potencial negocio que puede implicar el preservar y guardar para proyecciones posteriores. Esto va de la mano de una tendencia global, donde incluso se vende celuloide para hacer peines. Pero en la actualidad Argentina retrocedimos muchos escalones: están llevando películas al tercer subsuelo de la ENERC, que saben que se inunda. Es "crónica de una muerte anunciada". Si eso lo hace el Estado, qué queda entonces para los privados. Y después pasa que hay mucha gente que piensa que la mejor manera de guardar algo es a través del digital, cuando es exactamente lo contrario: te puede servir tres a cinco años, pero después se pierde, del mismo modo que pasa con un VHS o un CD.
Penela: acá se pusieron todas las energías en el fomento de la producción. Argentina es líder en producción en Latinoamérica, pero no tiene -lo cual es inconcebible- una cinemateca dedicada a la conservación, como sí tienen Uruguay, Brasil, México. No solo para conservar, sino también para proyectar y mantener viva la cinematografía local.
Y esto pasa no solo con el cine, sino también con el material televisivo.
Penela: exacto. Por ejemplo, cuando Gerardo Sofovich estuvo al frente de la entonces ATC, por falta de presupuesto, se comenzaron a grabar los programas nuevos con los VHS de programas anteriores. Es decir, se grabó encima de programas ya emitidos, que se perdieron para siempre.
Volviendo a la producción de su película, que dura algo más de una hora ¿Cuánto tiempo grabaron y cómo fue el proceso de montaje?
Rivera: a mí me gusta grabar mucho y lo cierto es que el digital en eso puede ser práctico. Busco que el entrevistado se sienta cómodo y pueda expresarse con libertad. No quedaron afuera entrevistados, pero sí mucho material y el montaje fue arduo, porque teníamos diversidad de materiales: fílmico, algunas partes en 16 mm, mucho Super 8, algunos formatos de video, material de archivo...Más aún por la necesidad de hilvanar un relato fluido.
¿Cuáles son sus expectativas con este proyecto?
Rivera: El título de la película, Continuará..., es un continuará al cine argentino, que tiene tanta producción, tantos premios internacionales, tantos técnicos...es un continuará también al INCAA y un continuará al Cine Gaumont. Yo creo que, por más que intenten achicarlo, cerrarlo, no va a ser tan fácil hacerlo. Hay mucha historia, mucha producción, mucha gente joven dedicada que va a asegurar un futuro.