Édith Giovanna Gassion (1915 - 1963), conocida como Édith Piaf, fue una de las cantantes francesas más célebres del siglo XX. A ella se le deben célebres canciones como La vie en rose, Non, je ne regrette rien, Hymne à l'amour, Mon légionnaire, La Foule o Milord, entre tantas otras. Su inigualable voz fueron su pasaporte a la fama, luciéndose como cantante y actriz de cine y teatro.

Pero su exitosa carrera contrastó con su melodramática vida. Su madre era tan pobre que le dio a luz en la calle y luego la dejó al cuidado de su abuela. Cuando su padre regresó de la guerra fue a visitarlas y encontró a la niña en tan mal estado que se la entregó a su abuela paterna, que regentaba un prostíbulo. Y cuando la niña empezaba a acostumbrarse, su padre regresó para llevársela de gira con el circo en el que trabajaba.

La vida nómada no le agradó y muy chica partió sola, para cantar en las plazas de los suburbios de París. Allí, con apenas 16 años, se enamoró y tuvo a su única hija, que moriría de meningitis dos años más tarde. Pero su suerte cambiaría cuando Louis Leplée, propietario del famoso cabaret Gerny's, la descubrió cantando en la calle. Él la bautizó el "pequeño gorrión" por su aspecto desvalido y dulce voz.

Muchos hombres la acompañaron en su vida. Algunos compartieron su notoriedad, como el actor Paul Meurisse. Otros encontraron en ella el pasaporte a la fama, como Yves Montand (un joven cantante de music-hall), Georges Moustaki (compositor y músico egipcio), Charles Dumont (autor del famoso Non je ne regrette rien) y hasta Charles Aznavour (fue su compositor, chófer, mozo y secretario).

En 1948, mientras estaba en su gira triunfal por Nueva York, Édith se enamoró del boxeador argelino Marcel Cerdan. Un intenso romance que intentaron conservar en secreto (él era casado y tenía tres hijos). Pero un año más tarde, cuando Cerdan viajaba de París a Nueva York para encontrarse con ella, el avión se estrello. Su dolor por la pérdida fue tan grande que se refugió en el alcohol y la morfina.

Tuvo otras parejas luego, inclusive se casó dos veces, pero jamás logró superar aquél pozo depresivo. Con los años la adicción a las pastillas provocó la insuficiencia hepática que le causó la muerte a los 47 años.Una pérdida que París y el mundo entero lloró.

A 54 años de su partida, la cantante francesa Nana le rinde homenaje al gorrión de París en un recorrido casi onírico a través de sus canciones más bellas, acompañada por el pianista en a Víctor Simón. La cita es el jueves 31 de agosto en Notorious.