Construida a principios del siglo XX, la sala Siranush sigue siendo hoy todo un símbolo de la comunidad armenia en Buenos Aires.
En sus comienzos debía alternar su cartelera de musicales con la celebración de las misas. Con los fondos que surgieron de la sala luego se construyeron la catedral y la escuela que hoy se encuentran a su alrededor, en el corazón de Palermo Viejo.
La sala Siranush, que en armenio significa “Dulcinea”, fue refaccionada en el 2009 por iniciativa del entonces presidente de la institución, Armén Mezadourian, que la bautizó en honor a su difunta esposa.
Con un hermoso estilo colonial, después de la refacción la sala cuenta con una capacidad para 600 personas, con tecnología de punta para espectáculos musicales y teatrales y lo último en sonido e iluminación.