Daniel Santoro es un pintor argentino, conocido por su mundo artístico basado en la iconografía peronista. Hijo de madre y padre calabreses, nació en Buenos Aires, en el barrio de Constitución, un año antes de la caída del gobierno de la década; es decir, no tuvo las vivencias de aquella época, pero creció en tiempos en los que el debate sobre el peronismo estaba a la orden del día. A comienzos de los '70 ya estaba en la Escuela Nacional de Bellas Artes y había comenzado a compartir sus inicios en el camino del arte con su militancia en el peronismo. En 1982 entró a trabajar en el taller de escenografía del Teatro Colón, haciendo una experiencia que va a ser esencial, no sólo para su crecimiento artístico, sino también para la presentación posterior de muchos proyectos artísticos, como Lecturas del Billiken o los Arcanos Porteños, incluyendo posteriormente sus imponderables enfoques del mundo peronista.
En varias de sus muestras confluyen la evocación de iconos de la cultura argentina peronista con notorios elementos de la cultura oriental. La teatralización de la política es un dato visual permanente en la obra de Santoro. Aparecen en su obra la iconografía religiosa (no sólo cristiana sino también oriental), el atiborramiento de signos, la sobrecarga simbólica en la que la estética y el léxico peronistas se vuelven un canon y un ritual: las fábricas humeantes, la radio como difusión de las ficciones y del Estado, la construcción de obra pública, el mundo escolar y la transmisión política del credo, la propaganda y el autobombo, la teatralización de la política, la entrada de Eva en la inmortalidad, el luto obligatorio, los souvenires peronistas, los grasitas y descamisados, el gorilismo, las traiciones, la violencia, el golpe del ‘55, la sangre derramada, la creación del mito y de la leyenda negra, etc.