El texto que acompaña la exposición de Diego Mur, curada por Santiago Bengolea hace referencia a la ciudad que posee múltiples espacios y realidades, en donde transcurren a diario infinidad de escenas. Lugares habitados y no habitados. En edificios, oficinas, bares y ventanas, la gente solo tiene dos posibilidades de posicionamiento: el adentro o el afuera y el límite subyacente del mediador. Pero: ¿Qué que pasa cuando esa superficie que divide un espacio de otro se subleva? ¿Podría ser que lo que debía separar ahora lo una?
En el teatro, por ejemplo al abrirse el telón comienza el espectáculo. Cuando esto no sucede nos encontramos en una nueva instancia, donde los sentidos deben reubicarse.Así, lo que antes era un plano cobrará de esta manera otra dimensión, y acogerá a un nuevo espacio como invitado que se hará cómplice de lo que aora no nos deja ver. Y así lo que estaba detrás de la cortina pasa a etar en la cortina misma.
Hay ahora dos versiones de un mismo espacio, una real y una virtual, una delante y otra detrás, más no es posible verlas simultáneamente, aunque ellímite las haya vuelto indivisibles.