Un abogado no soporta más a su senil, vulgar e insufrible madre pero no puede deshacerse de ella, aunque fantasea todo el tiempo con hacerlo. Tocar ciertas fibras íntimas es la mejor forma de ofuscar al público. En 1970, Roger Ebert comenzó su reseña de este film diciendo que una anciana le había escrito enfurecida por su crítica positiva sobre Los productores, de Mel Brooks, a la que consideraba una película ofensiva. Dicho eso, Ebert recomendaba a esta señora que no fuese a ver Yo quiero.... Y agregó: “Hay cierta clase de humor que se eleva por debajo de la vulgaridad. No se trata sólo del peor gusto posible, sino que aspira a ser del peor gusto posible. Este es el mejor ejemplo de ese género desde Los productores”.
Dir. Carl Reiner.
USA, 1970, 82'.