El carnaval de violencia institucional y para institucional que se despliega obscena e impunemente, delante de nuestra mirada y en cada día de nuestra vida cotidiana, me ha llevado a posar mi mirada plástica en este, reiterado, desatino humano. El desprecio inusitado por la vida e integridad física del ser humana nos ha devuelto a las tinieblas de los tiempos más oscuros y retrógrados del desarrollo de la civilización. Cuando creíamos que entrabamos en la era del respeto por los derechos inalienables del hombre han retornado –súbitamente- las crucifixiones, las hogueras, las ejecuciones masivas, un repertorio de métodos de torturas viejas y nuevas, y una vigilancia constante, invasiva y tenebrosa por su sofisticación tecnológica, que convierte nuevamente al hombre en lobo del hombre. Ello me devolvió a la lectura de esa obra magistral de Michel Foucault, que da título a mi muestra, y que con una interpretación plástica muy libre de la misma, me ha llevado a plantear, a través de los trabajos en pintura, dibujo, instalaciones o video-instalaciones que presento, la sinrazón – y el espanto – que produce en nuestro ser más íntimo y racional, las sofisticadas formas de vigilancia y castigo a las que estamos sometidos, directa o indirectamente, los habitantes de la nave Tierra en pleno siglo XXI. Mis obras son registros de esos momentos dolorosos – algunos muy recientes; otros poco más lejanos - en que nos preguntamos si, como aseguraba Einstein, la estupidez y maldad humana son infinitas, y por ello irredimibles.
Artistas: Hugo Echarri // Curador: Julio Sapolnik //