Magdalena Jitrik perfora las capas del significado del espacio en el siglo XX con una instalación de pinturas abstractas flotantes.Estas pinturas abstractas se dan, por un lado, en relación a unos dibujos sobre los intercambios entre el escritor y activista belga Victor Serge (Bruselas, 1880-México, 1947) y León Trotsky, que trataban sobre el destino de la disidencia de la clase trabajadora en la Unión Soviética (uno de los momentos clave en la autocrítica de la izquierda). Por otro lado, aparecen en conjunto con unos paneles en donde se encuentran plasmadas las portadas imaginarias de libros de Victor Serge.

En todas estas instancias, Jitrik pone en evidencia su confianza en el potencial radical de un arte concebido como una condensación de la memoria en forma material, sonora o lumínica. Juntos, estos trabajos abordan la utopía del rol de las llamadas bellas artes en la modernidad, que aparecen como una pálida imagen del trabajo manual y un recordatorio, un tanto doloroso, de la esperanza de llegar a una forma de producción más humana y emancipada.

La visión que Jitrik tiene del arte radical y la política es una reflexión acerca de los acuerdos y disonancias entre estas dos formas de producir. Esta zona de interferencia define el punto de partida desde el cual la artista se pregunta si el arte como sistema de pensamiento tal vez no pueda reemplazar la economía política, en el sentido de lograr que el objetivo de cada organización social sea el disfrute del tiempo libre.

Última fecha

vie

29

agosto / 2014

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