Los placeres simples tienen sus límites. Del mismo modo que lo dulce sacia rápidamente el paladar, cuando contrasta con lo amargo, lo agrio o lo salado puede uno felizmente excederse. La era victoriana tardía ofrece justo ese condimento: lo amargo de una disciplina social rígida, lo agrio de la censura y lo salado del precedente procaz familiar para aquellos con una educación clásica. Así como el frío racionalismo de la industria capitalista engendró la tórrida anarquía del Romanticismo, la apariencia a la moda de la sociedad victoriana tiñó una fachada de respetabilidad sobre la madera salvaje del libertino. La decencia enmascaró a la perversidad, el decoro autorizó a la decadencia, y la escrupulosa etiqueta en público vistió a los injuriosos Don Juanes en privado. Gerard O’Connor and Marc Wasiak ensamblan sus trabajos con toda la delicadeza de un chef Michelin. Mientras retratan escenas de diferentes épocas, hacen más que recrear el pasado como pastiche, sino que lo obligan a la confrontación con el presente. Sus vestuarios, siempre complejos y precisos, hablan sin embargo de un ojo para la moda contemporánea. Sus escenas contienen múltiples narrativas, condensando sus ideas en una embriagadora invención que tropieza la luz fantástica entre feria y crítica, entre ingenio y sinsentido, entre caos y armonía. Trabajando con un enorme equipo de técnicos de producción y post producción, utilizan las habilidades cinematográficas y la sensibilidad del siglo XXI para desfilar placeres del pasado que no se mencionan en un presente en donde la emoción por el exceso es más hablada que consentida. (Alasdair Foster)
Artistas: Gerard O´Connor, Marc Wasiak //