Juan Guiraud baila en cada movimiento gestual, domina un elemento de circo, la rueda cyr y manipula una esfera de cristal de una manera muy particular.
Un espectáculo que entra por los ojos y te desarma el alma, un dibujo animado de carne y hueso, horrorosamente hermoso, tan feo que termina gustando, tan intenso y atolondrado como perfecto, sus polos opuestos se entremezclan, su desaliñado ser perfectamente asimétrico, los mundos opuestos sus miedos sus fracasos su caos, su amor, ternura, generosidad, pelean por dominar.