Las pinceladas de Kazuya Sakai muestran un momento detenido. Parece una obviedad, todas las pinceladas encapsulan momentos. Sin embargo, en esta serie de trabajos sobre papel de Sakai no sólo se descubre la inmediatez de la ejecución y la conexión simultánea entre pensamiento y acción, sino también el largo proceso que precede al gesto. Para plasmar el tiempo, el artista deberá primero internalizar los trazos y luego, la mano responderá al espíritu que la moviliza.

El grado de síntesis entre la tinta y el papel es el resultado de una vida de trabajo en torno a la pintura.

En la serie aquí exhibida, Sakai invoca a la tradición ya desde el formato. Trabaja con el papel al modo japonés de un kakemono o rollo vertical colgante. También remite a lo artesanal en el propio soporte. La confección del papel que utiliza presenta marcas, texturas, imperfecciones. No hay nada más verdadero que lo imperfecto. Como detalle final, Sakai coloca junto a su firma un sello en tinta roja. Es de las pocas presencias de cromatismo por fuera del negro sobre blanco. Para el arte oriental, el sello es uno de los tesoros del maestro. Los hay de porcelana, de madera, de jade. Al iniciarse uno como artista, debe contar con un sello que le sirva de rúbrica única e intransferible. Una vez que se posee un sello, se debe conservar toda la vida. Como Sakai lleva consigo a Japón.

Varias de sus obras presentan como título “Views”, “vistas” en inglés. Ahora bien, tal denominación repetida despierta algunos interrogantes: ¿qué es lo que estaba viendo Sakai al momento de pintar? ¿Acaso él veía paisajes en sus grafismos? Se dice que en la dinastía Tang un artista consiguió plasmar composiciones de tal vitalidad que un día desapareció entre la bruma de un paisaje que acababa de pintar. Las tintas de Kazuya Sakai parecen actualizar esta leyenda. Sus trazos están vivos y podríamos perdernos en ellos.

Quiénes

Artistas: Kazuya Sakai //

Última fecha

vie

23

junio / 2023

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