Los telescopios son instrumentos maravillosos, y al mismo tiempo, de uso mucho más complejo de lo que se suele creer. Generalmente, los telescopios son más grandes y ópticamente más “potentes” que los binoculares.
Y la razón principal es sencilla: tienen lentes o espejos de mayor diámetro. Y por eso, pueden colectar más luz de los astros. Un factor que se traduce en imágenes más brillantes y detalladas.
En suma, un buen telescopio nos permitirá ver una amplísima variedad de astros: la Luna, el Sol (con los cuidados del caso), planetas, asteroides, cometas, estrellas, estrellas dobles, cúmulos estelares, nebulosas, y hasta lejanísimas galaxias (probablemente, los “blancos” astronómicos más difíciles y tentadores para cualquier astrónomo aficionado).