Discurso en primera persona escrito por el irlandés Jonathan Swift en 1729.
Una modesta proposición, fue titulado originalmente Una modesta proposición, para evitar que los niños pobres de Irlanda sean una carga para sus padres y su país, y para que sean útiles para el público.
Los especialistas han interpretado este texto como un grito de angustia de un espíritu humano torturado
; también lo consideraron una parodia de un documento político propio de una época en la cual menudeaban modestas proposiciones
para contribuir a la modificación de diversos flagelos de índole social.
En esa dirección, este escrito satírico de Swift, ha sido analizado como una pieza claramente orientada a criticar las medidas político-económicas dominantes en un momento de pobreza extrema de Irlanda en el cual los terratenientes optaron por despoblar sus campos con el objeto de favorecer la cría de ovejas, condenando a los campesinos arrendatarios a buscar trabajo en las ciudades, empujándolos de este modo a un irremediable estado de mendicidad.
Por debajo del discurso de Swift se hacen evidentes algunas cuestiones. Si para las políticas mercantilistas las personas representan la mayor fuente de riqueza por su potencial de trabajo es porque cuanto mayor sea la masa de trabajadores los salarios serán más bajos así como será menor el costo de la producción de toda manufactura. La intención de Swift fue, sin dudas, pronunciarse en contra de estas políticas aunque, astutamente, lo hizo en forma solapada.
Es por esto que eligió formular su crítica a partir de la voz de un narrador que asume precisamente un punto de vista mercantilista.
Autor: Jonathan Swift // Actores: Rodolfo Pacheco // Dirección: Cecilia Hopkins // Escenografía: Roxana Ciordia // Iluminación: Saturnino Peñalva // Vestuario: Roxana Ciordia // Música: Carmen Baliero // Versión: Elena Bossi , Una modesta proposición de Jonathan Swift // Producción: Producciones La Vuelta Del Siglo, Julia Suarez // Maquillaje: Noemi Salerno , Peinados y pelucas: Raul Tebi //