La exposición de Débora Pierpaoli, en una de las salas del primer piso del Museo, permite recorrer una gran instalación, que incluye esculturas y objetos de producción reciente de la artista.
“En sus obras se evidencia cierto caos abismal, la voluntad deliberada de un hacer que desconoce de reglas. Hay bocetos –y ciertamente muchas anotaciones mentales- sobre el objeto, pintura o construcción a realizar. Dibujo o arcilla, no importa el medio, lo que se verifica y puede adivinarse es el arrojo en volcar algo que no se dirá con palabras pero que se encuentra latente, como en la intención de atrapar un momento y congelarlo, o más bien de dibujarle la cara a una espera electrizante”, expresa la curadora invitada de la exposición, Patricia Rizzo.