Ravenhill piensa en un teatro que pueda sacudir a la platea a partir de la crudeza del discurso. Elige hablar desde el margen: drogadictos, homosexuales, jóvenes, punks, lo periférico. Este foco en la marginalidad contemporánea expone las problemáticas de inclusión y exclusión, devolviendo una mirada crítica sobre nuestra sociedad y el mundo de consumo globalizado. La alienación, producto de este sistema, libra al sujeto a su propia suerte en un entramado de permanente dependencias, exponiéndolo a una violencia permanente. Nuestro mundo es violento, y Ravenhill no lo expone de otro modo, toma partido haciendo un llamado de atención sobre el estado de alienación de los ciudadanos. Propone un teatro político que se enfrenta al discurso demagógico dominante, quita el velo que pretende tapar las más profundas estrategias de funcionamiento del propio motor del sistema. El sistema capitalista es foco fundamental en la obra de Ravenhill, sus personajes viven al margen o son comprendidos por él. Sin embargo su posición no es tan simplista, no se trata de que aquellos incluidos la pasan bien y los excluidos mal, en su visión el propio sistema termina por devastar todo lo que tiene a su alcance, nadie escapa a las consecuencias y el escepticismo reinante deja a todos al borde de una profunda desesperación. Dentro de un sistema violento no se puede sino ser violentado y tornar las propias acciones violentas
Autoría: Mark Ravenhill
Traducción: Rafael Spregelburd
Actúan: Eugenia Blanc, Lucas Lagré, Luciano Ricio, Daniel Toppino, Alfredo Urquiza
Actuación en video: Mathias Sassone, Mariano Stolkiner
Dirección: Mariano Stolkiner