Piedras Galería presenta Señora
de Josefina Labourt.
Dos motores articulan esta muestra: uno es ampliar la definición de la palabra, Señora no es delimitada a partir de una relación con un otro, sino a partir de sus propios fragmentos. Las partes que aparecen son pinturas de rostros chorreados sobre fondos oscuros, pies flotando junto a cuerpos desnudos de viejas que se bañan, un torso abotonado con tetas enteladas, un río de venas y várices, un mechón de cabello plateado que cuelga en lo alto de un perfil, el interior de una máscara y caretitas con cáscaras de huevos sobresaliendo de la superficie de los lienzos. El otro, es direccionarlo hacia la vejez. Bajo estas dos motivaciones enunciadas, señora y vejez aparecen reunidas en las formas fragmentarias de los cuerpos que la artista toma en sus composiciones, habilitando un espacio que visibiliza la decrepitud.
La sala facilita la intimidad y un clima tenebroso calculado para que a ninguna obra le falte luz. Inmediatamente desde afuera, llaman la atención los materiales y las formas que se dejan ver. Al entrar, arrastra la atención hacia sí con fuerza el único retrato frontal que flota sobre un fondo de pinceladas grises y verdes, constituido de capas y capas y capas de óleo, como todas las pinturas aquí presentes. Esta señora mira al frente con la mirada perdida. La piel suelta de su rostro cuelga en forma de arrugas trazando pliegues y surcos que bajan desde la frente hacia sus ojos, recorren sus mejillas, su boca y caen hasta su mentón. No tiene un gesto marcado más que la pura marca de las arrugas. Está colgada en la pared verde, flotando, una imagen que viene del pasado trayendo marcas en la piel como una información que con su propio peso dibuja líneas y pliegues que marcan la superficie. La figura se presenta chorreante y eso desespera como el indetenible paso del tiempo que exhibe. Las veladuras le dan un tono fantasmagórico que acrecienta su falta de gesto. Es que esta señora no tiene gesto porque viene de una máscara. La imagen de la que se origina ha sido extraída de la fotografía de una máscara y no de una persona. Y la máscara no está solo presente en esta pintura. A su lado, una horda de máscaras también sin gestos, arrancadas de revistas y pegadas en un lienzo recubierto de resina brillante, se acurrucan generando una imagen terrorífica.
Artistas: Josefina Labourt // Curador: Guadalupe Creche //