Esta es la historia del Sapo que llegó a Buenos Aires. Miró con ojos de sapo, olió con nariz de sapo, tocó las suavidades y las asperezas con patas de sapo y después se volvió a sus pagos...Pero antes, en el instante de zambullirse en el río para volver le sacó la lengua a la ciudad.
Cuando volvió al monte contó todo lo que sabía, y lo contó con bocado sapo. Lo que nunca dijo es que después de sacarle la lengua a la ciudad se le piantó un lagrimón que si no hubiera sido un sapo nadador ahí mismo se queda ahogado para toda la vida.
Dirigida por Gustavo Roldán