El escenario completamente despojado. Llega de todos o ningún lado. Él, individuo, hombre, actor.
Camina el espacio trazándolo en rutinas y algunos desconciertos. Allí el hombre social, allí el íntimo, singular ¿Actúa de hombre o es el hombre que actúa?. ¿Ha creado esta realidad o la realidad lo ha creado?.
No sabemos si es presente o recuerdo. Hay opresión, gestos, hay repetición.
Un cuerpo que se fragmenta, que se rebela, que se revela, pero que es regresado, cada vez, por sí mismo, al traje y la norma.
Ella irrumpe con su cuerpo en off, como un fantasma oficial, es ayudante de escena. Llega al debido tiempo y lo provee de lo necesario, algunas pocas, muy pocas, lo apuñala de servilismo y lo hiere sin consecuencias, sin indemnización.
Hay incisión, hay sangre pero no hay heridas. Las heridas se suturan con el olvido, con la vuelta al régimen.
Hay abuso, hay golpes... hay silencio... porque comienza la función.
Actores: Matías Bertiche, Sandra Fiorito // Dirección: Sandra Fiorito // Iluminación: Javier Rincón // Vestuario: Ana Julia Figueroa //